Es así de sencillo: las mamás
queremos cuidar nosotras mismas a nuestros bebés, ¿hay algo de raro en ello? Y
lo más importante de anotar: no creo que
exista ningún bebé sobre la faz de la tierra que no quiera y necesite
primordialmente estar con su madre. Qué
es lo raro en esta escena? La escena rara para mí es un bebé en una guardería.
Hace algunos días han
anunciado con bombos y platillos en Chile que se amplía el beneficio laboral
que existe en relación al derecho de Salas Cuna. Este beneficio (si así puede llamarse) se
remite a que cada empresa que tenga más de 20 trabajadoras mujeres, debe
proveer de salas cuna para que ellas puedan dejar a sus hijos mientras
trabajan. La gran noticia que nos dan
hoy es que ahora todas las empresas, ahora incluso las que tienen menos de 20
trabajadoras, deberán proveer salas cunas para sus trabajadoras. La mejor parte es que el dinero para costear
este beneficio provendrá del seguro de cesantía que cada trabajador y empresa
debe costear, es decir se verá reducido este ítem, por lo que en caso de
cesantía el fondo tendrá menos dinero.
Eso contado de manera simple.
Según explicaron las
autoridades la iniciativa tiene como objetivo aumentar la fuerza laboral
femenina y equilibrar la igualdad de género en el mercado laboral. Bravo. Todas las medidas que se toman a nivel
laboral siempre están orientadas al bienestar de los seres humanos, claro en
este caso existe una salvedad, no se pensó en absoluto el bienestar de los
bebés, ni tampoco en la salud mental de las madres, si no que en engrosar la
fuerza laboral femenina y como si fuera poco equilibrar la igualdad de género
en el mercado laboral. Bravo. Estos últimos beneficios son de lo más
importante, tanto que su importancia sobrepasa a la importancia de la salud
primaria de seres humanos.
Cada día salen a la luz
más y más evidencias de la necesidad primordial del contacto piel a piel en
nosotros los seres humanos, sobre todo en nuestros primeros años de vida. Los canguros llevan en su bolsa a su cría
hasta que su gestación exterior o exterogestación está completa
y es capaz de alejarse de su madre por su cuenta. Nosotros somos parecidos a
los canguros: los bebés humanos nacen
también inmaduros. Es más, los bebés
humanos siguen siendo en realidad más desvalidos que las crías de cualquier
otra especie, su cerebro sigue su maduración durante mucho tiempo después de su
nacimiento. Y en este proceso es de
fundamental importancia la madre. Aunque el nacimiento puede ser visto como una
separación de la madre y el bebé, los bebés necesitan primordialmente estar en contacto constante con el cuerpo de sus
madres después del nacimiento y durante sus primeros años de vida. Este período
de gestación exterior tiene que ser respetado ya que no es sólo una cuestión
sentimental, sino una cuestión con un impacto profundo en el desarrollo físico,
emocional y psicológico del niño. Y por supuesto también de la madre quien por
naturaleza tiene todo su cerebro y su ser orientado a cuidar a su cría, difícilmente
puede hacerse cargo de otros trabajos.
En Chile hemos obtenido
bastante con la ampliación del permiso postnatal de las 12 semanas que teníamos
hasta hace 2 años, a las 24 semanas que tenemos en la actualidad. En comparación con muchos países estamos
viviendo un postnatal de lujo. Pero esto
no es precisamente un lujo. La salud y
los procesos de los bebés y de las mujeres no tienen fecha límite de 24
semanas, es decir no es que el proceso del embarazo y el nacimiento de un hijo
se acaba de un día para el otro, lo insertas a él en lo que nuestra cultura
considera que es lo normal y te insertas tu en tu vida normal y ya está. No señores, los humanos somos de procesos
complejos. Las guarderías no son lugares
para el óptimo cuidado de un bebé, ni por más buena voluntad de la funcionaria
que cuida a 5 o más bebés. Las guarderías
son solo lugares funcionales que permiten que los padres puedan seguir
trabajando, son lugares para que el “importante” mercado laboral no pierda sus
trabajadoras y su producción. Son
lugares para que nadie pierda ni su trabajo ni su producción, pero no son lugares para los niños porque
ellos son los únicos que pierden.
Las guarderías,
como muchas de los aspectos de nuestra sociedad, parecen ser maravillosos
lugares, pero tan solo son lugares fríos donde no hay abrazos ni calor humano
honesto de verdad. Las madres queremos
que sea así para poder seguir adelante. Todo nuestro entorno se empeña en decir
que claro es el mejor lugar para que el niño se haga independiente y
sociabilice, incluso a meses de su vida. Pero no, todas las madres sabemos que
esto no es así, sabemos de sobra lo que queremos y lo que quieren nuestros
hijos. Es duro pero es cierto.
Y no es que esté en contra
de que la mujer trabaje, ni tampoco que no tenga conciencia de que hay
muchísimas mujeres que no tienen otra opción que dejar a sus niños y salir a
trabajar. Lo sé y lo he sentido en carne
propia. A lo que quiero aludir en este escrito
no es a la mujer que trabaja y que tiene ya suficiente culpa y dolor por
hacerlo y no poder hacer caso a su instinto y su ser. Lo que quiero es por lo menos que tomemos
conciencia es que no es que nosotras estemos falladas por tener la maternidad
en nuestra esencia, o porque nos quedamos embarazadas o porque queremos con
todo nuestro corazón estar con nuestras crías. No, no somos nosotras, es el
famoso mercado laboral el que no se adecúa a las necesidades primordiales y
humanas. Es este sistema el que tiene la
falla de no ser flexible, de ser estático y estricto y de solo pensar en su único
beneficio y de encima aprovecharse de la necesidad y de las pocas opciones de
muchas mujeres. ¿Por qué en vez de gastar tanto dinero en hacer políticas, en
reacomodar leyes, adecuar grandes recintos como las guarderías, no utilizan ese
dinero en poder conciliar verdaderamente las necesidades de mujeres e hijos
privilegiando por sobre todo la necesidad de que este binomio se mantenga
unido? ¿Por qué no ajustar el sistema
laboral de tal manera que se pueda conciliar la unión mamá-hijo y trabajo, dando la oportunidad a las madres de trabajar
desde casa o de tener jornadas cortas por poner algunos ejemplos? Eso sí que
sería equilibrar la fuerza laboral femenina y alcanzar la igualdad de género en
el mercado laboral, no construyendo más guarderías.
El ministro de trabajo de
Chile afirma: “ Este
es un beneficio que viene a corregir una serie de distorsiones del mercado
laboral, que impiden la participación laboral femenina y que, además, viene a
emparejar la cancha para que todos los niños en esa edad tan importante, entre
los 0 y los 3 años, tengan el cuidado que necesitan”, y
vuelvo a sentir que por el solo hecho de ser mujer y madre soy una “distorsión
del mercado” pues mi maternidad me impide brutalmente la participación laboral
normal, porque claro, quiero estar con mis hijos!. Por otro lado no entiendo eso de que
emparejar la cancha para que todos los niños en esa edad tan importante (entre
0 y 3 años) tengan el cuidado que necesitan, es decir, ¡¡¿consideran como
política pública que el cuidado de una guardería es el óptimo?!!! El
cuidado que necesitan los niños es el de su madre, eso todo el mundo lo sabe,
no necesitamos que vengan grandes estudios ni investigaciones extranjeras a decírnoslo. Las madres queremos cuidar a nuestros hijos,
y los hijos que recién venimos a este mundo queremos y nuestro único modo de
vida es estar con nuestra madre. ¿Es tan
difícil entenderlo? ¿Es tan difícil adecuarnos a esta necesidad primordial del
ser humano?