viernes, 27 de julio de 2012

ANTI-DECÁLOGO PARA PADRES



He encontrado este bello escrito en la página Crianza en Familia, y creo que es buena idea compartirlo con ustedes, que lo disfruten!!!



ANTI-DECÁLOGO PARA PADRES

En muchos lugares habrás podido leer “decálogos” para padres que tratan de darnos mandamientos sobre cómo comportarnos con nuestros hijos.  La mayoría están planteados desde el punto de vista adulto y la consideración de que al niño debemos controlarlo y enseñarlo para que no exhiba conductas inadecuadas.  Detrás de estos decálogos existe una profunda desconfianza hacia la naturaleza humana, una visión del niño como de un pequeño manipulador que nos puede hacer la vida imposible.  Y propuestas cuando menos poco respetuosas y marcadas por las creencias populares sobre qué decir y qué hacer para educar a nuestros hijos. 

Por eso te propongo este anti-decálogo, que se da de bruces con esa pedagogía socialmente extendida acerca de la alimentación, el sueño, la lactancia, el juego, la disciplina, el consuelo, la estimulación… de los niños.


“NO LO COJAS QUE SE ACOSTUMBRA”
1.      Tu hijo permanece en contacto constante con su madre durante 9 meses de gestación, cuando nace sigue necesitando el calor, caricias y cariño.  Si llora es para pedir auxilio, una estrategia de supervivencia que ya exhibían nuestros ancestros hace miles de años en un entorno más peligroso que el actual para un bebé.  Atiéndelo para que su hormona del estrés no se dispare y le cause daño por una exposición prolongada a la misma, para que crezca feliz y confiado en quienes le rodean y en sí mismo. 


“EL HORARIO DE COMIDAS DEBE SER A LAS 8,12,4 Y 8 DE LA TARDE”
2.     Tu hijo sabe si tiene hambre.  Respeta las cantidades que ingiere y mantén un buen ambiente durante la comida: la conversación puede girar sobre cuestiones ajenas a la cantidad que come, lo que tarda en hacerlo y las comparaciones con otros niños. 

                                                                         
“NO SE LLORA”
3.     Tu hijo tiene emociones y las expresa: acompáñalo cuando llore, se queje al golpearse o se enfade.  Si puede expresarse se conocerá mucho mejor que si lo criticas por llorar o minimizas su dolor y crecerá sano física y mentalmente.


“A LOS DOS AÑOS PUEDES QUITARLE EL PAÑAL”
4.    Tu hijo sigue usando pañales porque el control de esfínteres es un proceso madurativo a nivel cerebral, así que haz pequeños intentos si quieres que deje de usarlos sin humillarlo, enfadarte o castigarlo, así el proceso será normal y no desarrollará enuresis o problemas emocionales asociados.


“ESO NO SE TOCA”
5.     Tu hijo tiene una gran curiosidad por descubrir el mundo que lo rodea, la misma curiosidad que hizo al hombre evolucionar y empezar a usar herramientas.  Su exploración no es un desafío intencionado al orden que quieres mantener en casa, así que retira de su alcance las cosas peligrosas o delicadas y estimúlalo a conocer la realidad y prepara el ambiente de forma adecuada a sus necesidades.


“SI NO OBEDECES PAPÁ YA NO TE QUERRÁ MÁS”
6.    Tu hijo tiene derecho a que le digas la verdad, pues confía en ti y quieres que siga haciéndolo en el futuro: en vez de contar mentiras o asustarlo para que te obedezca indícale lo que esperas de él.



“LO IMPORTANTE ES QUE COMPARTAIS TIEMPO DE CALIDAD”
7.     Tu hijo necesita estar tiempo contigo, a veces el “tiempo de calidad” no es suficiente cantidad: la cantidad es el modo de conocerlo, de que exista comunicación entre vosotros.  Y cuando vayas a estar con él deja el ordenador, la tele, la Tablet, el móvil, la colada, las tareas en la cocina y el resto de la casa… míralo a los ojos, escucha lo que te cuenta, comparte el tiempo y el juego con los cinco sentidos.



“LOS  NIÑOS NECESITAN LÍMITES PARA APRENDER QUE NO PUEDEN TENERLO TODO EN LA VIDA”
8.    Tu hijo no necesita límites, ya está limitado por su edad, sus escasas oportunidades para tomar decisiones que le afectan, su falta de experiencia vital.  Frustrarlo gratuitamente generará ira y sentimientos de humillación y venganza; simplemente pon tus límites personales, así te respetas y él aprenderá a convivir con otras personas y pondrá los suyos porque se siente merecedor de respeto. 



“YA ERES MAYOR PARA HACER ESO, ¿QUIERES SER UN BEBÉ COMO TU HERMANO?”
9.    Tu hijo es único, para sentirse estimulado y aprender no necesita que lo compares con otros ni que lo presiones, sólo requiere que lo acompañes, propongas y le descubras posibilidades a su creatividad.



“HAZME CASO, SOLO QUIERO LO MEJOR PARA TI”
10.  Tu hijo no es propiedad tuya, no lo manipules ni obligues a cumplir tus deseos: es tu responsabilidad criarlo y educarlo para que sea feliz y encuentre su lugar en el mundo.  

miércoles, 25 de julio de 2012

Primer Encuentro de Gestación, Parto y Nacimiento Consciente: Impresiones en primera persona



Ayer tuve el honor y el placer de asistir al Primer Encuentro de Gestación, Parto y Nacimiento Consciente, organizada principalmente por la Red Latinoamericana y del Caribe para la humanización del parto y nacimiento RELACAHUPAN y la Escuela de Obstetricia de la USACH.  A esta importante cita estaba invitado el Médico Obstetra francés, Michel Odent, quien es uno de los defensores más notables a nivel mundial del parto natural, entendido como aquel parto en el que la intervención externa es la mínima posible.   También expusieron destacados profesionales chilenos como la antropóloga Michel Sadler, el Pediátra Neonatólogo Dr. Raúl Ortega, la Psicóloga Leslie Power, las Matronas Alejandra Becerra, Pascale Pagola, Eliana López y Rosa María Rosales. 

Los temas que fueron tratados fueron: el Apego en Chile, la Mamiferación de la gestación, parto y nacimiento, mujer e hijo en el postparto, cesáreas y oxitocina sintética en la era del plástico, así como  experiencias del parto natural, humanizado y respetado en Chile, entre otros.
 
Fue la primera vez que se reunieron en Chile tantas personas (alrededor de 500), entre profesionales, estudiantes y madres y padres para hablar, escuchar, y hacer conciencia de la importancia de respetar y humanizar el parto en Chile entre otros temas. En el mundo se está hablando por lo menos hace 20 años de: de evitar intervenciones innecesarias, asegurar el contacto piel a piel entre la madre y el bebé, permitir la libre posición materna en el parto, favorecer la deambulación en caso que la mujer lo requiera, entregar un trato cordial hacia los padres  y disminuir las  tasas de cesáreas, etc.  Y ayer, haciendo un gran salto cuántico, en Chile se llevó a cabo este encuentro que sirve para plantearnos estos temas de una forma más enérgica y tomar conciencia acerca de lo imperioso que significa modificar muchas prácticas a la hora del nacimiento de nuestros hijos en la sociedad actual.

Como madre, agradezco infinitamente que este tipo de acciones estén tomando mayor ímpetu.  El cuestionamiento que nos plantea acerca de procedimientos poco respetuosos mediante los cuales nuestros hijos están naciendo en los hospitales y clínicas de Chile, hace que me corra un escalofrío por la espalda.  Los seres humanos que somos, a la hora de gestar y recibir a nuestro hijo, estamos siendo tratados cada vez más como meras máquinas, sin respetar ninguno de los procesos fisiológicos y emocionales de ninguno de los miembros de la familia.  Sobre todo de la madre, quien pasa a ser una mera espectadora de su parto cuando ella y el bebé son los verdaderos protagonistas. 

Como dice Relacahupan, afortunadamente también hay cosas que estamos haciendo bien. El Chile Crece Contigo como iniciativa del estado y muchas otras iniciativas particulares están comenzando a aportar en la búsqueda partos más respetuoso y amorosos.  Sin embargo, considero que falta más entrega de información a la hora de embarazarse y de parir, así como también, falta más conciencia y empoderamiento en nosotras las mujeres cuando se trata de nuestra salud y la de nuestros hijos, y por ende la de nuestra familia.  Es por ello que es importante la difusión exagerada y urgente de este tipo de reuniones. 

Tengo la convicción de que “para cambiar el mundo, hay que cambiar nuestra forma de nacer” como lo dice Michel Odent, y lo que cambiará efectivamente la forma de nacer será la conciencia, la educación y el empoderamiento de cada uno de nosotros.

La del lunes fue una jornada redonda, interesantísima, intensa y profunda, de la cual no salí igual que como entré y eso es sumamente valioso. Ya seguiré escribiendo e informando más acerca de los temas de los que se trataron ayer, que están, como ya dije, muy interesantes.  A continuación les dejo algunos datos importantes que estuve recolectando de la página de Relacahupan Chile acerca del parto humanizado y que pienso pueden ser de gran ayuda.

¿QUÉ SIGNIFICA PARTO HUMANIZADO?    
                                                      
Un parto y un nacimiento humanizado  es un momento en el cual la madre que está dando a luz y el bebé que llega a este mundo son tratados de forma respetuosa y responsable con los procesos propios y naturales de los seres humanos.  El parto y el nacimiento humanizado se fundamenta en la valoración del mundo afectivo-emocional de las personas, la consideración de los deseos y necesidades de sus protagonistas: madre, padre, bebé.  Así como la libertad de las mujeres o las parejas para tomar decisiones sobre dónde, cómo y con quién parir, en uno de los momentos más importantes y conmovedores de su historia.

Hoy en día, en muchos hospitales y clínicas observamos prácticamente un “procedimiento” de medicalización habitual  en el que el destino de la mujer y su hijo está sujeto a protocolos de intervención rutinarios, sin consideración de las diferencias y especificidades individuales personales, transformando muchas veces el proceso en un momento incómodo o incluso traumático.

Es importante que el equipo médico que apoya o asiste a la madre durante un parto:

·         Reconozca a padres e hijos como los verdaderos protagonistas.
·         No intervenga ni interfiera con rutinas médicas el proceso natural,  si es que no existe una situación de riesgo evidente.
·        Reconozca y respete las necesidades individuales de cada mujer/pareja y el modo en que desean transcurrir esta experiencia (en una institución o en su domicilio).
·         Respete la intimidad del entorno durante el parto y el nacimiento.
·       Favorezca la libertad de posición y movimiento de la mujer durante todo el trabajo de parto (parto en cuclillas, en el agua, semisentada, o como desee).
·         Promueva el vínculo personalizado entre la pareja y el equipo de asistencia profesional.
·         Respete la necesidad de elección de la mujer de las personas que la acompañarán en el parto (familia, amigos).
·         Cuide el vínculo inmediato de la madre con el recién nacido, evitando someter al niño a cualquier maniobra de resucitación o exámenes innecesarios.

Y cómo voy yo a saber que el equipo médico que me asistirá tiene estas características? La respuesta está en:
·       Informarse acerca de todo el proceso que vive la mujer a la hora de iniciar su trabajo de parto, es decir, los procesos fisiológicos y por ende naturales, que comienza a hacer tu cuerpo muy sabiamente.
·       Conocer todos los pro y los contra de los procesos que en la actualidad se aplican durante un parto.
·       Preocuparse de preguntar, de informarse, de conocer los procesos o los protocolos médicos que operan en el lugar que eliges para que tu hijo nazca. En esto se puede consultar cuáles y cómo son los procedimientos específicos que te hacen cuando llegas con labor de parto, es decir, que sustancias te pondrán (suero, oxitocina, etc.), si te depilan quien lo hará, si quieres algún tipo de analgesia cómo es el procedimiento para ponerla, etc. (hay muchos!) Debes tener claro que esta información es parte de tus derechos y te la deben otorgar con detalle.
·     Consultar al médico o matrona cuales son los procesos que ellos planean, y por supuesto, exponerles el plan que a los padres les parece mejor.
·       Conocer los derechos que tienes como paciente, y obviamente, los de tu hijo.
·       Es muy necesario que la familia conozca, exija y haga valer sus derechos!
·       Y finalmente, preguntar si el equipo médico que te atenderá tiene conocimiento acerca de los puntos anteriores, y si no, hacerlos explícitos y exigir que se cumplan a la hora de tener a tu hijo.

Buscar información de todo tipo es clave y un bien muy valioso que nos permitirá vivir el momento del parto de una forma más saludable y con mayor tranquilidad.

Una vez más  informémonos y tomemos conciencia.

viernes, 20 de julio de 2012

¿QUIÉN CUIDA A LOS BEBÉS EN CHILE?



“Nosotros pensamos que lo fundamental del postnatal es la relación materno infantil y el bienestar en el crecimiento del bebé como un ser autónomo, un ser que es capaz de reflexionar eventualmente, porque crece acogido y tiene confianza en sí mismo, gracias a esa relación postnatal prolongada, que normalmente debe durar muchos años por supuesto, pero en este momento inicial es fundamental”.
Humberto Maturana, científico y biólogo chileno Premio Nacional de Ciencias 1994
Foro “¿Extensión o flexibilización del actual permiso postnatal”,
Universidad de Valparaíso, Escuela de Psicología
19 de Noviembre 2010








Semanas atrás, tratando de informarme acerca de la conciliación laboral y familiar, leí una propuesta de la Psicóloga española Rosa Jové.  Ella proponía que todo el dinero que el estado Español gasta en guarderías, podría administrarse de una manera tal, que finalmente los padres podrían tener la libertad de elegir entre efectivamente dejar a sus hijos en guarderías o bien recibir ellos mismo el pago que se les hace a dicha institución y quedarse en casa a cuidar de los hijos.  Según mi opinión es una idea brillante y flexible, donde los padres tendrían la opción de elegir. Una buena solución de conciliación para la realidad española.
 
De lo anterior, pude sacar en limpio que al menos en España, el estado tiene un rol bastante activo a la hora de pensar y ofrecer recursos para el cuidado de los bebés, independientemente de que mecanismos tenga.  Es decir, hay políticas públicas orientadas al cuidado diario de los niños e imagino que otras más.

Con esta sencilla reflexión, me trasladé al país que pisan mis zapatos, y donde crecen mis hijos.  Entonces, ¿quién cuida de los bebés en Chile?

Me puse a investigar y a reflexionar. Y pude constatar algunos puntos:

-     “En el mes de octubre del año 2006, se anunció la creación del Sistema de Protección Integral a la Infancia Chile Crece Contigo, dirigido a todos los niños y niñas del país, de forma de acompañarlos y apoyarlos en su desarrollo, desde la gestación hasta que ingresen a prekinder en el sistema escolar.

"Desde el mes de septiembre del año 2009 la ley 20.379 crea el Sistema Intersectorial de Protección Social e institucionaliza Chile Crece Contigo, transformándose así en una política pública estable y que le da continuidad a todo lo avanzado. Dicha ley establece que los niños y niñas se integran a Chile Crece Contigo desde su primer control de gestación en el sistema público de salud, y son acompañados y apoyados durante toda su trayectoria de desarrollo hasta que ingresan al sistema escolar. Adicionalmente, se establecen garantías de acceso a ayudas técnicas, salas cuna, jardines infantiles, y a Chile Solidario a aquellas familias en situación de mayor vulnerabilidad. Así mismo, se establece un acceso preferente de las familias a toda la red de servicios y prestaciones sociales del Estado.” (1) 

-       El lunes 17 de octubre de 2011 entró en vigencia la ley del nuevo postnatal de seis meses mediante el cual se alarga el descanso maternal luego del nacimiento de un hijo de 12 semanas a 24 semanas.  El postnatal tiene el objetivo primordial de que las chilenas puedan compatibilizar de mejor manera su rol como trabajadora y madre, permitiéndoles estar más tiempo con sus hijos en los primeros meses de vida.

-    En julio de 2012 se lanza la campaña “Elige Amamantar”, iniciativa que, junto con el posnatal,  pretende aumentar el número de lactantes alimentados con leche materna durante los primeros seis meses de vida.  Esta campaña se realiza por medio de la entrega de información acerca de la lactancia a través de spots publicitarios a través de radios, TV y afiches.

-      Además, según el Código de Trabajo chileno  las empresas que ocupan veinte o más trabajadoras de cualquier edad o estado civil, deberán tener salas anexas e independientes del local del trabajo, en donde las mujeres puedan dar alimento a sus hijos menores de dos años y dejarlos mientras estén en el trabajo.  La otra opción es que el empleador pague los costos de una guardería particular. 

-          Asimismo, las madres trabajadoras tienen derecho a alimentar a sus hijos, aun cuando no exista sala cuna en su lugar de trabajo. La normativa beneficia a todas las mujeres trabajadoras que tengan hijos menores de dos años, las que podrán contar con mínimo una hora dentro de la jornada laboral para alimentarlos, ya sea dándoles pecho o sustitutos alimenticios.

Esto es lo que más o menos encontré acerca de la protección que ofrece el Estado chileno a los bebés y a los niños en Chile.  

Veamos entonces: el estado chileno ha implementado un post natal de 24 semanas para que las madres trabajadoras puedan permanecer al cuidado de sus hijos hasta los 5 meses y medio de edad.  Conjuntamente, ha lanzado una campaña de apoyo a la lactancia para promoverla durante el período de postnatal.   Asimismo, existe una institución pública llamada Chile Crece Contigo, el cual según lo que pude entender, básicamente ofrece un apoyo a las familias más vulnerables económica y socialmente.  Además los bebés tienen derecho a atenderse en los consultorios de salud pública y las madres tienen algunos resguardos en el Código del Trabajo.  

Esto es la información que pude recabar, y por lo que puedo ver, a diferencia de España, Chile no tiene ninguna política pública que entregue un hilo conductor o estrategias para el desarrollo  en torno al cuidado de los bebés, digámoslo así, en el día a día. 

Y eso es todo por parte del Estado.  Traté de buscar más información, pero de haberla, no llegó hasta mis manos.  Entonces nuevamente ¿Quién cuida a los bebés en Chile?

En lo que se refiere a cuidado diario, hoy en día, la gran mayoría de las familias, en las que ambos padres tienen un trabajo remunerado, velan ellas mismas por el cuidado de sus bebés luego de que cumplen los 5 meses y medio de edad.  Las opciones son: pagar una guardería (cuando la empresa donde trabaja no está obligada a costear los gastos)  dejarlos al cuidado de algún familiar, contratar una persona como cuidadora o nana y que uno de los padres deje su trabajo.  Todas ellas significan costos que salen de los bolsillos de las mismas familias, sin hablar de los riesgos emocionales implicados en cada una de ellas.

Y punto, así se cuidan a nivel doméstico las guaguas en Chile y pare de contar. 

A nivel de políticas públicas, el postnatal es un paso importante en Chile.  Es uno de los primeros pasos orientado a la constatación de un tema fundamental en el crecimiento de una sociedad saludable, la salud primal de la población. Asimismo, la implementación de una campaña de apoyo a la lactancia, al menos durante las 24 semanas que dura la baja postnatal, da pequeñas luces en que caminamos hacia una preocupación por los lactantes. 

Sin embargo, mi opinión es que el período postnatal que la madre chilena puede permanecer con su recién nacido, es aún muy poco tiempo.  Se está hablando fuertemente en el mundo desde las neurociencias que los bebés tienen que pasar mayor tiempo en contacto con su madre, pudiendo ser amamantados y con sus necesidades colmadas, para así tener un desarrollo saludable.  No por nada, en países hay efectivamente postnatales de un año o que permiten a sus padres elegir. 

Por otro lado, dentro del proyecto del postnatal, no existe ninguna institución “tangible” o instancia que ayude de una manera mucho más profunda para apoyar a las madres en la lactancia, más allá de la aliciente campaña Elige Amamantar, que a pesar de ser muy bella, se queda en los simples spot publicitarios e información de folleto, y por ahí un numero 800 para llamar por teléfono.   En este punto,  quiero decir que no veo apoyos reales o profundos y específicos como podrían ser el establecimiento de grupos de lactancia o apoyo sicológico a la mujer, o profesionales que estén especializados únicamente en puerperio y tratamientos integrales familiares de apoyo y orientación a todo el grupo familiar que acoge un bebé.

El programa Chile Crece Contigo es una institución que tiene que existir en un país que se jacta de sus “grandes” logros económicos,  pero es un programa de política pública sobre la primera infancia que, a mi parecer, está un poco abandonado en términos de que siento que no tiene mayor ímpetu y actitudes enérgicas para proteger a nuestra población infantil y sin políticas relevantes específicamente hacia los lactantes (ahí vemos las monstruosidades y abusos que observamos en los jardines infantiles).  Además, siento que queda fuera un importante sector de ciudadanos, quienes no están involucrados en las políticas que se explicitan. 

En lo que respecta al sistema público de salud, los mecanismos que poseen no son los mejores, basta con intentar recorrer las UCI pediátricas públicas durante los inviernos.  Aquellas familias, que tienen un poco más de recursos, siempre preferirán los servicios particulares, asumiendo una vez más los costos que ello conlleva.

Considero insuficientes y leves aún todas estas instancias, pues, a pesar de que tengan las mayores de las voluntades y las mejores intenciones, no otorgan la protección certera que merecen nuestras guaguas.  Creo que como país aún estamos muy lejos de estar preocupados sinceramente de nuestros bebés.

En Chile tenemos problemas graves en torno a la distribución de la riqueza, eso no es nuevo para nadie.  Vivimos en una carrera en la que “tener un poco más” sirve para “tener mejores opciones” tan solo observar lo que ocurre con nuestra sistema educativo y las demandas de nuestros estudiantes.  Y es en este punto, como ciudadanos debemos comenzar a plantearnos y reflexionar algo tan fundamental como lo son nuestros bebés y su llegada a este mundo, específicamente a este país.

 Los pequeños pasos que se han dado a nivel estatal van por el camino adecuado pero son aun insuficientes.  Siento que falta la articulación honesta de una política pública coherente y cohesionada con la importancia que representa la salud primal para el desarrollo no sólo económico y social, sino también afectivo, tema que considero hemos descuidado en demasía.  Esta política pública debería guiarse principalmente hacia el respeto por los procesos afectivos de los ciudadanos, de una manera consciente y responsable.

La salud primal de una población comienza el primer día de gestación de una madre, si no antes, y como sociedad tenemos que tomar conciencia que desde ese día es esencial e imprescindible cuidar nuestra salud y nuestro entorno, nuestras mujeres, nuestros niños, nuestros hombres, nuestro país, para así ser seres humanos más saludables y felices viviendo en Chile.

Esta es mi opinión.  Infórmate, toma conciencia y genera la tuya.




martes, 17 de julio de 2012

Diez puntos claves para la maternidad consciente


Me ha parecido un buen artículo para compartir el blog! Si quieren ver el original publicado por Gangama pinchen aqui
1.-He parido un hijo que no es mío. Lo entrego al mundo.
2.-Este hijo no ha venido a cumplir mi proyecto, ni los proyectos de mi árbol genealógico, sino el suyo propio.
3.-No lo bautizo con ningún nombre ya presente en el árbol, ni con nombres que le impriman un destino.
DIEZ PUNTOS CLAVES PARA LA MATERNIDAD CONSCIENTE
4.-Se lo doy todo, lo crío con afecto, sin dejar de ser yo misma, sin adicción al sacrificio, sino con responsabilidad y desde la libertad.
5.-Le ofrezco herramientas que ayuden a construir el edificio de su propia vida, pero acepto que tome libremente las que el juzgue adecuadas y rechace las inadecuadas para él. Me doy cuenta que la mejor manera de enseñar a un hijo no es con mítines, ni con límites, sino con el ejemplo.
6.-Acepto que deje de llamarme “mamá” cuando él lo decida, para pasar a llamarme por mi propio nombre, porque así rompe lazos de dependencia y la relación entre ambos se equilibra.
7.-Le permito y facilito que tenga un espacio privado e íntimo en la casa que sienta como su propio territorio.
8.- En cuanto a la elección de sus amistades, de su carrera, de sus actividades de ocio, etc., le escucho, le doy mi parecer, pero no selecciono nada por él, ni le prohíbo ni lo obligo.
9.- Dejo que mi hijo cometa errores, que se caiga, que no sea perfecto. Comprendo que cada fracaso es un cambio de camino y con ellos se crece cada día; si lo protejo demasiado lo bonsaitizo, nunca será adulto.
10.-Jamás definiré a mi hijo (“es tranquilo”, “eres nervioso”, “es tímido”…), porque entiendo que los niños se forman su autoconcepto a partir de lo que sus padres dicen de él. Le transmito que dentro de él están todas las posibilidades del ser, lo es todo en potencia.

viernes, 13 de julio de 2012

La Lactancia y el cálculo




La lactancia es la vida misma. La leche materna es la savia que nos alimenta a todos los seres humanos desde que llegamos a este mundo.  La lactancia es la magia que llevamos todas las mujeres dentro. Amamantar es el acto que involucra más amor, del más puro, porque la leche materna es puro amor que destila por nuestros pechos. 

En los tiempos que vivimos, en el descontrol y la violencia que inundan los diarios, las noticias, y cualquier otro medio, estamos todos los actores de esta sociedad obligados solamente a ocupar nuestro lado izquierdo del cerebro.  Aquél lado es el que nos lleva por las senda masculina, el lado yang. Desde esta zona estamos obligados a observar la realidad desde una forma analítica, matemática, calculándolo todo: el dinero, el tiempo, los procesos, cuadriculando y controlándolo todo .  Nuestro lado derecho descansa, porque en el mundo actual,  lo intuitivo, lo emocional, lo creativo no sirve,  no existe.  Y si osas tener un atisbo de funcionamiento de tu lado más “ying” eres cruelmente castigado.  Lo digo por experiencia propia.

Cuando quedamos embarazadas, y lo hacemos la mayoría de las veces porque nuestro lado ying está queriendo hacer patente su existencia, pues el embarazo es pura creatividad, caemos en shock.  Pensamos inmediatamente en el dinero que involucrará, en los cambios en tu casa, en la licencia que tendrás que tomar obligada en tu trabajo (aquí en Chile la licencia pre y post natal es irrenunciable gracias a Dios).  Una vez más aparece tu lado yang tratando de controlar tu vida.  Y así te pasa un buen rato hasta que te das cuenta de lo que está ocurriendo en ti.  Esa energía tan hermosa que te recorre poco a poco, si se lo permites, comienza a reconectarte con tu lado instintivo, con tu lado ying.  Esa otra parte que te compone maravillosamente y que casi siempre está relegada en el patio trasero, hace su aparición y una felicidad inexplicable comienza a invadirte.

Algo parecido ocurre cuando nace el bebé.  El lado yang potente, el que rige a diestra y siniestra nuestra sociedad, también intenta controlarte y quiere aplastarte.  Comienzas a pensar en todo lo que tienes que “cumplir”, el dinero, el trabajo, los cálculos, los controles, que el cambiar hacia tu lado más instintivo, más interno, más sensible se vuelve algo caótico.  Tienes a tu cría en brazos, te la han puesto en el pecho bruscamente, nunca has mirado tus pechos haciendo lo que tienen que hacer en este momento.  Vienen a ti solo imágenes de los pechos perfectos de las mujeres en los spot publicitarios.  Tu madre, tu tía ya ni recuerdan cuando lactaron a sus hijos, si es que lo hicieron, así que no te pueden ayudar esta vez. Tus primas y amigas que dieron teta viven lejos y por teléfono es difícil explicar como se engancha al pecho un bebé. 

Entonces comienza el dolor, el dolor de los pezones, el dolor de la bajada de la leche, el dolor de tu alma que no conoce aquel paraje de tu existencia, el dolor de querer escaparte en el metro y entrar a tu vida antigua, el dolor de no “saber” como debes cuidar a tu cría, pues cerebralmente sólo sabes calcular, y ahora caes en cuenta en tu fuero más interno que un ser humano no puede ser calculado.

Y luego el pediatra saca una calculadora, calcula el peso de tu bebé, calcula cuantos días tiene, y calcula, según unos cálculos de grandes calculadores en el mundo, y te dice así sin más ni más que tu bebé no esta subiendo de peso. Y luego calcula cuanta leche en fórmula o leche de otra especie debes darle a tu bebé, y te pasan una mamadera con medidas para que calcules.  Este cálculo y zarpazo es casi mortal para tu aura.  Y ahí encuentras dos opciones. O te desmoronas por dentro, te anestesias, le crees a aquel calculador que tu leche no “engorda” a tu hijo y le quitas la leche a un ternero para dársela a tu hijo, o comienzas una lucha encarnizada para seguir amamantándolo, para redescubrirte y amamantarte a ti misma.  Eliges en definitiva o tu lado izquierdo o tu lado derecho. Si escoges el segundo, todo lo que te rodea te sigue saboteando, así de triste.

Este mundo obcecadamente intenta que te vayas por el consumismo, así compras tarros, mamaderas, chupetes. Compras.  Nadie quiere que sepas que tus pechos están diseñados para crear toda la leche que tu bebé necesita, tu leche es producto de toda una historia en evolución humana que ha creado aquél elixir mágico para alimentar, no solo fisiológicamente a tu bebé, si no también alimentarlo emocionalmente y alimentarte a ti. Eso no vende y no hay ganancia monetaria para nadie.

Sin embargo, seguir luchando por amamantar es ganar todas las guerras. Digan lo que digan, tú escuchas tu instinto, superas el dolor, el miedo, te superas a ti misma y te haces más fuerte frente a todo, y eso por el amor que sientes por tu hijo. Creces.  La cantidad de amor que brota cuando amamantas es un despliegue universal de energía bendita, que te bendice a ti, bendice a tu bebé.  La oxitocina que brota a nivel hormonal, es el elixir que te sana, te hace feliz, y sana y hace feliz a tu bebé.

 El tema de si engorda o no tu bebé es un cálculo que está en los protocolos pediátricos, que si bien hay que escucharlos de una forma responsable por supuesto, también es necesario siempre el buscar ayuda de otro tipo. Muchas veces los pediatras que recomiendan relleno ni siquiera se detuvieron a mirarte.  Buscar ayuda en los grupos de lactancia, buscar pediatras pro lactancia, buscar ayuda en una doula o una asesora de lactancia.  Cuando hay problemas en el establecimiento de la lactancia casi siempre es un problema integral, es decir es de la díada mamá-bebé, y la mayoría de los médicos lo que hacen es fracturar esa delicada estructura que tienen enfrente, y observan solo al bebé o solamente a la madre, menospreciando la integridad de ambos y literalmente fracturándote por dentro. 

En nuestros pechos hay tanta leche y tanto Amor como nuestros hijos necesitan.

A continuación les dejo un maravilloso texto de Laura Gutman, Psicoterapeuta Familiar argentina, que a mi manera de ver las cosas es preciso, conciso e inspirador.  Es un texto que me habría gustado leer cuando aprendí a dar de mamar.

LA LACTANCIA SALVAJE

La mayoría de las madres que consultamos por dificultades en la lactancia estamos preocupadas por saber cómo hacer las cosas correctamente, en lugar de buscar el silencio interior, las raíces profundas, los vestigios de femineidad y apoyo efectivo por parte de los individuos o las comunidades que favorezcan el encuentro con su esencia personal.

La lactancia es manifestación pura de nuestros aspectos más terrenales y salvajes que responden a la memoria filogenética de nuestra especie. Para dar de mamar sólo necesitamos pasar casi todo el tiempo desnudas, sin largar a nuestra cría, inmersas en un tiempo fuera del tiempo, sin intelecto ni elaboración de pensamientos, sin necesidad de defenderse de nada ni de nadie, sino solamente sumergidas en un espacio imaginario e invisible para los demás.

Eso es dar de mamar. Es dejar aflorar nuestros rincones ancestralmente olvidados o negados, nuestros instintos animales que surgen sin imaginar que anidaban en nuestro interior. Es dejarse llevar por la sorpresa de vernos lamer a nuestros bebés, de oler la frescura de su sangre, de chorrear entre un cuerpo y otro, de convertirse en cuerpo y fluidos danzantes.

Dar de mamar es despojarse de las mentiras que nos hemos contado toda la vida sobre quienes somos o quienes deberíamos ser. Es estar desprolijas, poderosas, hambrientas, como lobas, como leonas, como tigresas, como canguras, como gatas. Muy relacionadas con las mamíferas de otras especies en su total apego hacia la cría, descuidando al resto de la comunidad, pero milimétricamente atentas a las necesidades del recién nacido.
Deleitadas con el milagro, tratando de reconocer que fuimos nosotras las que lo hicimos posible, y rencontrándonos con lo que haya de sublime. Es una experiencia mística si nos permitimos que así sea.

Esto es todo lo que necesitamos para poder dar de mamar a un hijo. Ni métodos, ni horarios, ni consejos, ni relojes, ni cursos. Pero sí apoyo, contención y confianza  de otros (marido, red de mujeres, sociedad, ámbito social) para ser sí misma más que nunca. Sólo permiso para ser lo que queremos, hacer lo que queremos, y dejarse llevar por la locura de lo salvaje.

Esto es posible si se comprende que la psicología femenina incluye este profundo arraigo a la madre-tierra, que el ser una con la naturaleza es intrínseco al ser esencial de la mujer, y que si este aspecto no se pone de manifiesto, la lactancia simplemente no fluye. No somos tan diferentes a los ríos, a los volcanes, a los bosques. Sólo es necesario preservarlos de los ataques.

Las mujeres que deseamos amamantar tenemos el desafío de no alejarnos desmedidamente de nuestros instintos salvajes. Lamentablemente solemos razonar y leer libros de puericultura, y de esta manera perdemos el eje entre tantos consejos supuestamente “profesionales”.

La insistencia social y en algunos casos las sugerencias médicas y psicológicas que insisten en que las madres nos separemos de los bebés, desactiva la animalidad de la lactancia. Posiblemente la situación que más depreda y devasta la confianza que las madres tenemos en nuestros propios recursos internos, es esta creencia de que los bebés se van a malacostrumbrar si pasan demasiado tiempo en nuestros brazos. La separación física a la que nos sometemos como díada entorpece la fluidez de la lactancia. Los bebés occidentales duermen en los moisés o en los cochecitos o en sus cunas demasiadas horas. Esta conducta sencillamente atenta contra la lactancia. Porque dar de mamar es una actividad corporal y energética constante. Es como un río que no puede parar de fluir:  si lo bloqueamos, desvía su caudal.

Contrariamente a lo que se supone, los bebés deberían ser cargados por sus madres todo el tiempo, incluso y sobre todo cuando duermen. Porque se alimentan también de calor, brazos, ternura, contacto corporal, olor, ritmo cardíaco, transpiración  y perfume. La leche fluye si el cuerpo está permanentemente disponible. La lactancia no es un tema aparte. O estamos madre y bebé compenetrados, fusionados y entremezclados, o no lo estamos. Por eso, dar de mamar equivale a tener al bebé a upa, todo el tiempo que sea posible. No hay motivos para separar al bebé de nuestro cuerpo, salvo para cumplir con poquísimas necesidades personales. La lactancia es cuerpo, es silencio, es conexión con el submundo invisible, es fusión emocional, es entrega.

Dar de mamar es posible si dejamos de atender las reglas, los horarios, las indicaciones lógicas y si estamos dispuestas a sumergirnos en este tiempo sin tiempo ni formas ni bordes.  También si nos despojamos de tantas sillitas, cochecitos y mueblería infantil, ya que un pañuelo atado a nuestro cuerpo es suficiente para ayudar a los brazos y las espaldas cansadas. Incluso si trabajamos, incluso si hay horas durante el día en que no tenemos la opción de permanecer con nuestros bebés, tenemos la posibilidad de cargarlos en brazos todo el tiempo que estemos en contacto con ellos.

Es verdad que hay que volverse un poco loca para maternar. Esa locura nos habilita para entrar en contacto con los aspectos más genuinos, inabordables, despojados, salvajes, impresentables, sangrantes de nuestro ser femenino. Así las cosas, que nos acompañe quien quiera y quien sea capaz de no asustarse de la potencia animal que ruge desde nuestras entrañas.
Laura Gutman

Tomemos conciencia.

viernes, 6 de julio de 2012

PUERPE… QUÉ?! Puerperio, una oportunidad para el alma femenina



La única vez que vi esta palabra fue en la parte posterior de mi carnet de maternidad.  Me entraron algunas dudas acerca de qué información debía ser vertida en esas cuatro líneas.  Jamás le pregunté al médico. Craso error, como siempre, el no preguntar. De todos modos, estoy segura de que mi médico escuetamente habría respondido: el post parto.

Según lo que dice Wikipedia, “En la fisiología humana, el puerperio (coloquialmente cuarentena) es el período que inmediatamente sigue al parto y que se extiende el tiempo necesario (usualmente 6-8 semanas) o 40 días para que el cuerpo materno —incluyendo las hormonas y el aparato reproductor femenino— vuelvan a las condiciones pregestacionales, aminorando las características adquiridas durante el embarazo. En el puerperio también se incluye el período de las primeras 2 horas después del parto, que recibe el nombre de posparto” 

Más allá de la conceptualizaciones que podamos encontrar en mil enciclopedias, o incluso lo que  nos pudiera decir un buen psicoterapeuta, considero que las que han vivido este período son las mejores para definir lo que es un puerperio, pues claro, hay puerperios como hay mujeres en este mundo, y muchas veces los conceptos guardan inexactitudes o generalidades absurdas.

En sí, el puerperio es todo un universo.  Para mí la palabra puerperio vino a significar algo más y a entregarme una concepción bastante más profunda de mí misma, una vez que leí a Laura Gutman.  Esta psicoterapeuta familiar argentina, considera el puerperio como “…el período transitado entre el nacimiento del bebé y los dos primeros años de vida…” y hace hincapié en los “famosos cuarenta días” que se estipulan –sin saber por quién ni para quien- y “…que solo tienen que ver con una histórica veda moral para salvar a la parturienta del reclamo sexual del varón…”

Es importante considerar que el puerperio es un período que es parte de la sexualidad femenina, que involucra cambios en la vida de una mujer tanto, o más, de lo que hizo el embarazo.  Los cambios son abruptos en todo ámbito, ya sean físicos, fisiológicos, emocionales y psicológicos.   Las primeras semanas se asemejan a un vendaval: imaginemos como están trabajando nuestras hormonas para enfrentar ese cambio.  Durante el establecimiento de la lactancia todo parece una tormenta,  la prolactina y la oxitocina, que son las hormonas que ayudan y protegen mucho este proceso, están siendo segregadas y son las responsables de aquel amor infinito que sientes por el bebé.  El cuerpo, independientemente de las condiciones del parto, se está acomodando a todas las nuevas variantes que enfrenta nuestra vida, por ejemplo un día estás con una panza inmensa, y al otro día ya no, y ahora tenemos un ser en brazos, que solo depende de nosotros. Y además tu vida antigua quedó “allá afuera” haciendo una gran explosión en tu identidad. Es un escenario complejo, y muchas recordamos esos días tan desprestigiados con dolor.

Las primeras semanas del bebé, la madre debe enfrentarse además al cambio total de la vida, y como este es un período bastante intimo, es posible que se inicie una introspección intensa, una mirada hacia uno mismo.  Estos estados de cambio tan profundo conjugado con el cóctel hormonal, hacen que el espejo que te muestra todo lo tuyo, se vuelva algo monstruoso, la mayoría de las veces.  No es raro que un submundo comience a emerger. Cada recuerdo olvidado, cada dolor escondido, emergen sin ninguna consideración.  Nuestro estado de conciencia durante el puerperio es distinto al que uno mantiene en el día a día, y por ende además, durante este período es posible percibir otras “sensaciones” o mundos sutiles.  Este es el famoso encuentro con la sombra del que tanto habla Laura Gutman, y según mi opinión es cuando nuestro lado derecho del cerebro hace su aparición, nuestra parte instintiva. En un mundo que vive únicamente ejercitando el lado izquierdo del cerebro, este cambio produce a la mujer por lo menos un profundo desconcierto.

La madre se encuentra consigo misma, y con la necesidad de tomar su vida por las riendas y cuestionarse todo lo que uno debería cuestionarse en su vida, y que claro, jamás hace por miedo, por pereza o por aquella inseguridad que el sistema allá afuera nos obligan a sentir. Las puérperas se enfrentan a una manada insolente de recuerdos crudos. La niña desvalida suele aparecer.  Conectas indefectiblemente con la bebé que fuiste, y las carencias que arrastras.  Muchas mujeres, luego de esta ruptura de identidad, quieren tan solo escapar y volver su conexión con “lo de afuera” que siempre es más fácil controlar. 

El puerperio, según mi opinión, si tu quieres y te lo permites, puede convertirse en una gran oportunidad para explorarse y conocerse más, un estadio donde podemos tomar conciencia de nosotras mismas, y con coraje y apoyo, podemos hacer de esta una instancia sanadora, para poder recoger los pedacitos de nuestros inmensos dolores, y cambiar el patrón instaurado en nuestra mente. Si bien este es un período en la vida un tanto complejo, si quieres crecer, el puerperio lo menos que puede hacerte es reflexionar acerca de ti misma.

Me gusta pensar que el puerperio puede ser un camino iniciático para recuperar a la mujer esencial que llevamos dentro, aquella que por diversos motivos se quedó perdida en algún bosque.  Este es un período que puede parecer oscuro, pero con esa oscuridad viene una inmensa luz, esa luz que nos entrega el amor que se expande a niveles inconmensurables por nuestro hijos.  Sin huir de ella y seguir el camino yendo más allá del dolor, más allá de la oscuridad, encontraremos el oasis, la energía femenina en su estado más puro, la maravillosa naturaleza creadora que somos las mujeres.  Sin duda, es un período de crecimiento increíble, en el cual, con conciencia podemos crecer y mejorar y criar mejores seres humanos.

Somos mujeres cíclicas, tal como en el mes tenemos la menstruación, que nos ayuda a retirar restos que nuestro cuerpo no necesita, asimismo, el puerperio nos ayuda a remover nuestros parajes interiores que necesitan una limpieza. Nos renovamos, nos reconocemos, reconocemos también nuestras virtudes, nuestras fortalezas, y los sueños que viven en nuestro interior y es esa fuerza creadora la que nos ayuda a crear/criar nuevos caminos, aquellos que queremos para nuestros hijos.

El puerperio es un período sagrado, tan sagrado como todos los períodos que tiene la sexualidad femenina.

Tomemos conciencia.