viernes, 14 de diciembre de 2012

Hacia una maternidad consciente



Desde mis reflexiones como madre, considero que cada vez se vuelve más importante develar este crecimiento acelerado que he ido obteniendo al enfrentar la maternidad, esa necesidad intrínseca de sentir la sutileza de las experiencias que han traído a mi vida el nacimiento de  mis niños. Es algo así como una necesidad urgente por sentir intensamente cada pisada del camino bello en donde voy creciendo junto a ellos, y hacer un balance para percatarme justamente de ese crecimiento.

A partir de todas mis experiencias maternas, empiezo a concientizar básicamente que es de suma importancia para nosotros los seres humanos en general, tomar conciencia de la inmensa responsabilidad que involucra nuestro propio cuerpo, y con ello inmediatamente sentiríamos la importancia que involucra nuestra sexualidad y la relación mutua que tenemos con otros seres humanos.  Con esto,  asumiríamos la importancia trascendental que implica convertirse en madre o en padre y la implicancia que tiene este acto en la conversión y la formación de seres humanos más completos, felices y plenos.

En el caso de nosotras las mujeres, una vez que la maternidad llega a nuestra vida, y se despliega vigorosamente el abanico abierto de la existencia, nos damos cuenta y se nos revelan una infinidad de hechos que no teníamos en cuenta antes, y que muchas veces no podíamos mirar de frente o que no esperábamos. Nuestra conciencia se expande. La maternidad trae la magia de rebalsarnos a nosotras mismas, nos sumerge en un mar desconocido e intenso.  Entre medio de la exuberancia de la emoción, nos muestra aspectos que no queremos ver y otros que queríamos hace tanto tiempo en nuestra vida. La maternidad nos colma, nos lleva a la plenitud, nos tira al suelo, nos revuelca y sin duda nos cambia.

Y es en este cambio tan remecedor cuando la reflexión calmada se vuelve un ejercicio determinante y sanador.  El caminar con cautela sobre los caminos del bosque mágico, nos envuelve en el aura de la conciencia y la intensidad del sentimiento se hace aún más placentera.  Y tomamos el reto y decidimos caminar con valentía, eliminamos lo que tenemos que desechar y asumimos nuestras virtudes que son nuestro mejor talismán y la luz que nos guía. 
Con la energía materna que nos envuelve vamos tomando conciencia de nuestro cuerpo, de nuestro entorno, vamos sanando todo lo que haya que sanar.  Tomamos conciencia lentamente:

1.- La magia en mi cuerpo se ha hecho. Comienza a crecer en todo sentido mi ser. Crece mi vientre, crece mi espíritu, crecen las ganas de mejorar y de hacer el mejor nido para ese ser que también crece conmigo y en mí.

2.- La introspección es una actividad que practico a diario. Me observo, observo mi entorno y fluyo con él.  Mejoro en todo los sentidos, busco el bienestar y me alejo de la identidad que me ha hecho mal.  Quiero ser feliz, así siempre, como me siento exactamente ahora en este mismo momento.

3.- Tomo conciencia de mi cuerpo y de la conexión que tiene este con la naturaleza.  Me alejo del artificio que solo me procura un bienestar material y a la larga me crea solamente dependencias e inseguridades acerca de mi misma.

4.- Me escucho en todo momento.  Soy el canal que trae a la vida esa otra vida divina. Mi cuerpo es sabio y nadie, absolutamente nadie, sabe más que yo acerca de mi hijo y de mi misma.

5.- Me desnudo, abandono mi mente y dejo que todo fluya en mí, en mi pecho la leche y el amor, en mis ojos las lágrimas que limpian mi interior y mis dolencias, las cuales dejo ir. Me pongo en contacto pleno con mi hijo, como siempre hemos estado, ahora reconociéndonos cara a cara y continuamos la cercanía más íntima. 

6.- Siento como la oportunidad de vivir el embarazo, el parto, la lactancia y la crianza son actividades que nacen del más profundo amor que emana de mí, los cuales me permiten crecer y trascender.  Vivo el aquí y el ahora con este bebé en brazos y esta emoción que me desborda y que quiero por siempre sentir.

7.- Siento la necesidad básica de cuidarme, procurar mi bienestar con calor, con cariño, con afecto hacia mí misma.  Me nutro a mi misma y puedo así nutrir con el mismo amor a mi hijo.

 8.- Me sumerjo en el silencio que hay en mi interior, me conecto cada vez más con mi hijo y con mis instintos, y con firmeza los sigo cada vez más con mayor convicción.

9.- Agradezco cada una de las situaciones que vivo, incluso aquellas que me molestan en lo más profundo, pues reconozco los límites que tengo y reconozco la necesidad de escucharme y de hacerme escuchar, nadie sabe mejor que yo qué es lo que necesito y que necesita mi hijo.

10.-  Recuerdo mi infancia y replico con mis hijos aquellas vivencias que me hicieron sentir bien, y descarto todas aquellas que no me hicieron pasarlo bien. 

11.- Empatizo con mi hijo y trato de vivir la crianza lo más horizontalmente posible, respetando sus proceso y con ello los míos.

12.- Busco ayuda si me siento desbordada, no escucho palabras que me hacen sentir insegura, culpable y bajan mi autoestima.  Busco el calor de cariño amistoso, la escucha empática y la comprensión amorosa y sincera.

13.- Reviso mi interior y mi entorno. Despejo, limpio y sano con mi energía materna todo aquello que ya no sirve y procuro y entrego lo mejor al mundo, a mi familia, a mis hijos, a mi misma.

14.- Tomo conciencia de que cada acto que hago, que he hecho y que quiero hacer, lo hago con el más profundo amor que pueda yo sentir, y que cualquier error que pueda cometer, es parte de mi aprendizaje,  del crecimiento de mi conciencia y mi sentido común.

15.- Amo a mis hijos con un profundo e infinito amor, y comprendo con ello que son seres que vienen a hacer su destino en esta vida, y que me han elegido para ser su madre.  No puedo manipular su vida, solamente puedo acompañarlos y guiarlos.  Mi mejor arma es educar con el ejemplo.

Tomo conciencia.

4 comentarios:

  1. Estoy comenzando esta experiencia, estoy en la cuarta semanita de vida y tus palabras son un bálsamo de luz. GRACIAS INFINITAS.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida Laura, mil gracias por tu visita, y qué hermosa estancia es la que vives. Me alegra poner un granito de arena en ella! Un abrazo lleno de luz materna!!

      Eliminar