sábado, 18 de agosto de 2012

Porteo: El arte de la piel



"La situación más terrible para cualquier recién nacido es ser separado de su hábitat: [es decir] su madre".
Nills Bergman.
"El modo canguro de tener el bebé"


Imaginemos a un bebé dentro del vientre materno, es decir tratemos de recordar cuando estuvimos ahí.  Es un lugar cálido,  es un universo completo que nos acoge durante nueve meses.  Vamos creciendo y desarrollando nuestro cuerpo, siempre abrazados por el útero de nuestra madre.  Sentimos lo que ella siente, y las ondas de nuestro líquido amniótico siempre nos acogen, nos abrazan, nos sostienen. Comenzamos nuestra vida así, metidos en un saquito cálido y placentero tocando nosotros también a nuestra madre por medio del cordón umbilical y todo lo que nos rodea, un inicio de la vida totalmente amoroso.   En ese contexto podemos imaginar que todas las sensaciones que aprendemos son a través del tacto, el primer sentido que vamos desarrollando, y esa comunicación en toda nuestra piel ahí en ese saquito, es una caricia permanente. 

Entonces, llegado el momento, nacemos.  Nuestro saquito se rompe, y dejamos ir el agua que nos contiene.  Salimos al mundo, sentimos en nuestro cuerpo desnudo el aire, la suavidad de las manos de mamá que nos toca.  Percibimos el latido de su corazón desde otro puerto.  Nos tocan y tocamos.  Luego viene todas las nuevas sensaciones que nuestro sistema sensorial comienza a detectar.  Se inicia nuestra vida, y en ese momento nuestra vida son los cinco sentidos: olor, sabor, oído, visión y sobretodo tacto.

En la actualidad, a la hora de sabernos embarazadas, lo primero que pensamos es en comprar la cuna y el cochecito.  La verdad no tengo muy claro cual es el motivo de esta impulsividad por comprar artefactos sucedáneos de mamá, me imagino que llevamos unos buenos años con estos condicionamientos orientados hacia el plástico, y estos ya ni siquiera se cuestionan.  Lo cierto es que imaginamos que el día del parto nos separaremos de nuestro hijo, y lo mantendremos en estos artefactos y desde una distancia moderada, los contemplaremos.  Y es que nadie nos ha enseñado a escuchar nuestros sonidos internos, y nadie nos da la razón cuando las madres ponemos cara de locas cuando nos dicen, ‘déjalo en la cuna y/o coche, se va malcriar’ y nosotras lo único que queremos es tenerlo cerca y no separarnos nunca jamás del bebé.  Esa es la cuestión, estamos diseñadas ancestralmente para estar todo el día pegadas a nuestra cría, pero el medio te dice que no, que lo que hay que hacer es tener cochecito, sillitas nido, y cunita. Sospechoso. Yo nunca me lo cuestioné, hasta que lo viví en carne propia. 

Cuando leí acerca del método canguro encajaron para mí todas las piezas.  Y para mi no fue tan difícil imaginarme a mi bebé colgando de mi cuerpo todo el día, ya lo llevé por dentro nueve meses, y ahora donde más podría estar que en mis brazos? Lo tuve así todo lo que pude, y ese habría sido mi deseo permanente, pero llega un momento, que también te dan ganas de lavar los platos por ejemplo.  Ahí recordé escenas que tantas veces ví cuando era chica, las madres cargando a sus hijos en la espalda en una especie de sábana blanca.  Las madres eran indígenas y trabajaban todo el día.  Jamás ví llorar o pasarlo mal a un pequeño de aquellos.  Entonces, por qué yo no podría tenerlo así de pegado a mi, mientras yo hacía algunas labores en el hogar o incluso salir a la calle y hacer otro tipo de actividades?

El método canguro consiste en portar al bebé en una especie de saquito de tela que se asemeje al útero materno, justamente como su nombre lo indica, es algo parecido a como llevan sus crías los canguros.  Este portabebé de tela se concibe como una prolongación del útero materno, como una bolsa intermedia entre la vida intra-uterina y la vida autónoma.  Además, permite estimular los 5 sentidos del pequeño: escucha la voz de su mamá cerca, su respiración, los latidos de su corazón, siente su olor, los fulares o meitai colocados de cierta forma permiten una fácil lactancia, y pueden alimentarse a demanda, y más que nada están calientitos y siempre en contacto con mamá, lo que ayuda a que se sienta seguro, confiado y contenido.  Les suena parecido al relato que imaginamos al principio de este artículo?

El uso de portabebés también permite mayor comodidad a la madre, que siente a su hijo cerca y siempre protegido, y el contacto permanente con él hace que nos sintamos más tranquilas, cercanas, y además podemos hacer otras labores. 

Ofrecer al bebé el cobijo con un portabebé, ya sea un fular, meitai, bandolera (hay mucha oferta hoy en día) no solo le provee a él las sensaciones de contención que tuvo en su vida intrauterina y por lo tanto la seguridad que tuvo en los inicios de su vida, sino también otorga a la madre la tranquilidad y la proximidad que ella tanto como el bebé necesitan.  El contacto, el calor, la intimidad y la satisfacción continúan para ambos, y estas son necesidades fundamentales para que los seres humanos nos desarrollemos como seres equilibrados en nuestra piel, mente y espíritu. El arte de la piel expresa nuestra virtud, disposición y habilidad para amarnos, así acurrucados el uno con el otro siguiendo el continuum de la vida, adaptándonos lentamente a los cambios de nuestro crecimiento.  Hay algo más bello que el respeto al proceso natural de crecimiento de los seres humanos? La belleza se plasma para mí en tan solo sentir y concientizar el contacto pleno entre los seres humanos y sus crías, y el uso de un portabebé es extremadamente importante en este proceso y es un instrumento clave en la perfecta comunión de amor entre la madre y su hijo.

Tomemos conciencia.

(Nota / Consejo: Hay mucha oferta hoy en día, es necesario verificar que el portabebé sea una tela que envuelva completamente al bebé.  Los nombres que tienen hoy en día son fulares, meitai, bandoleras, etc. No recomiendo esos portabebés parecidos a las mochilas en donde las piernas del bebé cuelgan,  como ya dije, es necesario que el bebé esté contenido completamente.  Además es importante llevar al bebé mirando hacia el cuerpo del que lo porta, jamás mirando hacia afuera porque esta posición los estresa mucho.  Yo compre el mío a una bella mamá emprendedora aquí y también me gustaron muchos los productos de esta otra mamá emprendedora pincha aquí)

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