sábado, 17 de mayo de 2014

Un relato de lactancia: la historia de Paula

Creo que detrás de cada niño mamando hay una gran madre, una mujer que ha pasado más de algún mal rato y se ha angustiado enormemente. Pero sobre todo, detrás de un niño mamando hay una historia de amor, de lucha, de constancia, de crecimiento personal, de confianza y de poder femenino.  Me gustan las historias de lactancia porque nos ayuda a sentir que no estamos solas, que nos somos únicas ni que estamos dementes. Las historias de lactancia son siempre historias de mamíferos amándose, que pueden terminar en lactancias exclusivas, lactancias mixtas o bien en mamaderas, pero son luchas que han merecido las medallas por las que valen la pena lucharlas hasta el final, pues si existe afecto, cariño y respeto de por medio la derrota no es una opción de ningún modo.

Les dejo a continuación la historia de Paula y de su pequeño, una historia inspiradora...

La historia de Paula

En esta foto estamos mi pequeño y yo después de su siesta hoy. Llevamos 1 año y 10 meses de lactancia, muy difícil en sus comienzos, pero rescatada. No suelo hablar de mi vida personal ni experiencias propias en mi perfil de facebook, pero hoy me encuentro reflexiva y flexible, y quiero contarles el logro más grande de mi vida.

De mi historia con mi lactancia puedo contarles que empezó como nadie lo desea... tengo una reducción de mamas hecha en el 2007.  Según mis investigaciones, durante dicha reducción se cortaron algunos nervios, que impedian la comunicación entre mi cerebro y mi pecho. Por ese motivo se me volvió muy difícil establecer una lactancia. Pezones rotos, literalmente, cayéndose a trozos, dolor infernal, casi como el "casi parto" que tuve (fue cesárea al final).

Debido a la desinformación, poco apoyo, presión de mi entorno, falta de confianza y  cuestionamiento por parte de terceros de mi poder como madre, las mil y una voces que tenemos que oír, momentos muy duros durante mi postparto, hicieron que este hermoso placer tambaleara peligrosamente. Estos momentos hicieron que mi vida y mi mente estuvieran más dedicadas a espantar las malas energías que me rodeaban, y no a dedicarme a establecer el vinculo con mi hijo con una lactancia exitosa y un postparto de ensueño, como tenía que ser.

 Mi pequeño nació con 4,300k y desde el 2do. día de hospital ya nos empezaron introducir el  famoso “relleno”, preocuados por su bajada de peso a 3,890k, igualmente seguía siendo un bebé grande, pero eso de alguna manera les alertaba, sin tener en cuenta que todo bebé suele bajar de peso a los pocos días de nacer, sin tener en cuenta que ya de por sí era un bebé grande, sin recordar que este peso se iría recuperando poco a poco con el pasar de las semanas.

Salimos del hospital ya con lactancia mixta, biberones en botellita ya preparados, muy práctico invento de la casa Nestlé, una lactancia mixta promovida e impulsada por las comadronas y enfermeras del hospital, en lugar de sentarse a mi lado a observar e intentar ayudar a una madre recién parida, perdida y confundida por los mensajes sobre un bebé que bajaba de peso, mi bebé.

Llegamos a casa y continuamos con lactancia mixta unos cuantos meses más, la mala costumbre y presión de mi entorno comparando a mi hijo con el nieto de la vecina, el nieto de la amiga, la sobrina de la mujer de la tienda o la ahijada de la que atiende en el mercado, me hacía llevar a pesar a mi hijo casi cada día, porque según sus ojos súper analíticos y expertos en nutrición infantil y lactancia, mi niño estaba desnutrido, muy flaco, no comía, mi leche era mala y no le alimentaba! solo porque no tenia rollitos en las rodillas ni en los codos...como los bebés de las fotos de revista.  Y allí iba yo, corriendo a la farmacia, desorientada, desesperada, derrotada, como un alma en pena, iba a pesarle, y a respirar hondo cada vez que me decían que ganaba 200gr, o 180gr o solo 100gr, y me repetía a mi misma, ha engordado, ha engordado! Y después, loca de mi, dando explicaciones a todo ser humano que me miraba cuestionando mi deseo y derecho de darle pecho a mi bebé. Nadie entendía que mi hijo no era un bebé gordo, ni que tampoco lo sería, mi hijo era un bebé largo, muy largo, con su cuerpecito hermoso, entallado, llenito de amor.

Mis ganas de establecer mi lactancia exclusiva iba más allá que cualquier obstáculo. Para mi, cada mes que pasaba era un logro, un mes más, desafiando las predicciones de todo el mundo a mi alrededor, de los mil textos que leía, que me decían que con el biberón mi hijo no querría mi teta, que se olvidaría de succionar, que se confundiría entre el pezón y la tetina, y mil mensajes que resumian un “ya verás”, llegará el día en que no te reciba la teta, ya verás, ya verás, ya verás!!!! Y no fue así.   Cuando mi hijo cumplió 5 meses, cuando encontré mi paz, mi tranquilidad, mi estabilidad, mi esencia de mujer, de mamífera, pude despedir los biberones y las leches de formula de mi vida, puede guardar todo lo plástico que entró en mi casa, esconderlo, en el rincón más profundo de mi hogar, para no verlo más, ni yo, ni mi hijo, como si se tratara de un vicio peligroso, al que si vuelves a ver volverías a caer.  Y así fue como me armé de valor y confianza y pasamos un día sin biberón, y el siguiente, y el siguiente, y así una semana, y dos, y un mes en donde lo único que alimentaba a mi hijo era yo, mi leche, mi vida, mis brazos, mi corazón, mi alma, mi inmensa alegría... Por fin pude adueñarme de la maternidad que me estaban robando los fantasmas de las dudas y las voces que no paraban de retumbar y opinar, y criticar, y mal entender mi mal llamada “obsesión”. Por fin, YO PUDE SER YO, la mamá de mi hijo, su fuente de alimento.

Desde entonces, mi pequeño recibe de mi mucho más, y hoy en día, valoro mi lactancia más que cualquier otra cosa en mi vida. Es sagrada. Ha sido la lucha más hermosa y satisfactoria que he podido lograr, que he podido ganar, es mi orgullo, sacarme la teta, es mi orgullo oír a mi hijo decirme que quiere teta, es mi teta, es su teta. Por esto, cada vez que alguien hace alusión a cuándo dejará de tomar teta, que hasta cuándo dejará de despertarme a la madrugada para mamar,  que hasta cuándo dejará de pedir teta en la calle, en la casa,  en el baño, en la piscina, en el parque, que hasta qué edad...o simplemente mensajes directos a él diciéndole que debe dejar dormir a la mamá, que ya es un niño grande y tiene que dormir seguido sin molestar a la mamá para pedirle teta, y entonces es ahí cuando me tocan lo más profundo de mi ser, de mi orgullo, y pienso en ese día, en el día del destete, un dia que desearía que nunca llegara, pero cuando llegue será porque mi hijo tome la decisión y él mismo sea el que diga que no quiere más, y sea él y solo él quien escoja su nuevo vinculo conmigo. Habrá crecido, habrá madurado, sus necesidades habrán cambiado.

NO ME TOQUEN MI LACTANCIA, QUE ME HA COSTADO SANGRE, SUDOR Y MUCHAS, MUCHAS LAGRIMAS.

Tu también lo puedes lograr... si quieres, puedes!
Gracias por leerme hasta el final... una historia que nunca había escrito... y que sana ...



(Paula es doula y si quieres contactarla puede hacerlo a su mail: doulapaula@gmail.com o perfil de Facebook )

5 comentarios:

  1. Bonita historia con final feliz.. yo amamanté a Tània hasta los 2 años y 3 meses.. ella sola lo quiso dejar me dijo que era una chica mayor.., yo ya estaba embarazada de Daniel.. La pediatra durante todo el tiempo me estuvo diciendo que mi leche no vàlia, pq Tania no engordaba todo lo que ella quería, pero yo pasé de sus recomendaciones y nunca compré un biberon..
    Cuando nació Daniel, la misma doctora me reñía pq Daniel estaba demasiado gordo, y me preguntaba que le daba de comer.. mi respuesta fue clara: le doy la leche esa que no valía, la misma que le daba a Tània ah! y no le doy nada mas.. Ni Tània ni Daniel probaron otra cosa que o fuera leche de su mamá hasta los 6 meses. Daniel, por la comida de tarro de todo el mundo dejó de tomar pecho con 2 años y medio... y así está mi Daniel camión pala!!!!
    Si eres mamá y quieres amantar no te dejes comer el tarro, puedes hacerlo y es lo mejor para ti y tu criatura!!!!

    ResponderEliminar
  2. Me paso tanto tu historia.. me senti tan mala mama por no luchar hasta el final por la lactancia exclusiva.. mama primeriza sin una mama que me aconsejara.. me senti sola llore por meses.. sufri mucho por los cuestionamientos que todo el mundo me hacia, yo tambien sali de la clinica con una lactancia mixta y mi hijo tomaba teta pero la soltaba y soltaba y soltaba... durante el dia siempre insisti con la teta y en la noche mamadera.. finalmente a los 3 meses me era muy dificil que aceptara mi pecho y cansada de oir que mi leche era pura agua y no lo alimentaba opte solo por dar mamaderas y hasta hoy sufro por eso... mi hijo tiene 5 meses y hace un mes que trato que vuelva agarrar la tetina y no hay caso... como que perdio el instinto.. hace como 2 semanas la agarro super empoderao como q siempre hubiera estado ahi.. me cayeron las lagrimas al verlo pegado a mi pecho mirandome... sigo intentanto pero no agarra ya mi pechuga.. casi nada de leche sale y es lo mas triste.. siempre me sentire culpable por no insistir por lo q yo tanto queria... ojala hubiera leido todas estas historias de lactancia antes de tener a mi bb... gracias por compartir tu historia pk servira para que muchas mamas primerizas no cometan mi error... no se rindan pk ese momento magico de union con tu hijo es impagable.

    ResponderEliminar
  3. Quien pensaría que una doula pudiese tener problemas asi!
    Me encantó tu historia ...el final en masyuculas lo mejor!!
    Solo las madres sabemos lo que se siente y es tal cual lo deacribiste .saludos

    ResponderEliminar
  4. Quien pensaría que una doula pudiese tener problemas asi!
    Me encantó tu historia ...el final en masyuculas lo mejor!!
    Solo las madres sabemos lo que se siente y es tal cual lo deacribiste .saludos

    ResponderEliminar
  5. Que maravilloso testimonio de amor.. Yo también pasé por algo muy parecido.. En el hospital me decían que mi bebé bajaba de peso .. Casí caí en la tentación del relleno por puro miedo que me infundieron. Gracias a Dios tuve confianza y hasta el día de hoy que mi hija tiene un año aun toma solo leche materna, es nuestro vinculo, nuestro momento, solas ella y yo.. Ahora la lucha es otra, la presión de la gente que te dice cosas como: hasta cuando vas a darle teta que ya está grande, que vas a sacar la teta en todas partes eternamente, que eres una esclava de la teta...no entiendo la obsesión de la gente por que dejes de alimentar a tu hijo con lo mas noble y natural que Dios nos dio .. Un abrazo apretado.. Qué maravilla sabe que no estamos solos ..

    ResponderEliminar