martes, 5 de marzo de 2013

Lactancia “prolongada”, alergias alimentarias y alimentación consciente




Resulta que en estas últimas semanas no me he sentido muy bien de salud.  Deduje que podría ser al gran cambio alimenticio que hice hace ya más o menos 4 meses.  Gabriel es intolerante al trigo, leche, huevos, soya, nueces, maní y mariscos.  Y más allá de mi postura de culto hacia la lactancia, creo que era obvio que yo dejara de comer todos estos alimentos para que Gabriel pudiera alimentarse.  Muchos me miraron con cara de duda: ¿Por qué simplemente no destetas y te dejas de preocupar por cada una de las etiquetas de cada alimento?  No, no iba a destetar tan fácilmente por nada del mundo, ya me pasó con Manuel y su destete recomendado por un médico al año me trajo consecuencias emocionales, psicológicas, mentales algo desastrosas. Mi opción natural fue que yo dejaría de comer todo lo que a Gabriel le hiciera mal, costara lo que me costara.  Entonces, luego de ya varios meses, entre ensayo y error, entre equivocación y comprensión de una alimentación ultra cuidada, pensé  que estaba anémica o algo así. Porque además de no comer esos alimentos puntuales, no me es posible comer todos los alimentos que de una u otra forma están en contacto con estos, por ejemplo el pollo del supermercado, son pollos alimentados casi en su totalidad con alimento a base de soya.  Además de nacer esclavos para engordar, empollar y producir huevos, estos animales jamás han vivido libres o incluso han tocado una planta o han podido caminar libremente por un pedazo de tierra.  Cruento. Y así de cruda ha sido mi apertura de ojos en cuanto a enterarme de la verdadera historia de lo que comemos. Si les contara! 

En fin, ya me explayaré más en esto de la alimentación.  Lo cierto es que decidí ir al médico responsablemente para ver que pasaba con mi salud.  Temí siempre que el veredicto médico sería una vez más el destete, así que busqué el médico más progre según mi intuición, ojalá que utilizara homeopatía en sus tratamientos.  El procedimiento lógico fue la solicitud de muchos exámenes de sangre y otros, la revisión completa, y las preguntas pertinentes.  Le conté obviamente de mi lactancia y de mi dieta.  En este caso, me dijo, se recomienda no destetar, pues si no de qué se alimentaría el niño? Al menos eso me tranquilizó.  De todos modos pensé en el caso de que el niño pudiera tomar leche de vaca,  entonces la recomendación sería ‘es bueno que  ya destete  señora, total ya tiene usted a una vaca para que la reemplace’ o por qué un bebé sin alergias alimenticias no se alimentaría bien con la leche de su madre al igual que mi hijo? Ahí es donde encuentro grandes las inconsistencias de los médicos. 

Me cayó bien el doc de todos modos, pero me vuelve a llamar la atención el tema de que a pesar de tener una visión algo más holística de la medicina aun me preguntara si todavía me sale leche, y de que si Gabriel toma para ‘regalonear’ y ‘mañosear’ solamente por las noches.  Le respondí que no, que no mañoseaba, si no que tomaba a demanda, es decir, cuando a él le da la gana, a cualquier hora del día, ya sea porque tenía hambre, porque quería cariño, o porque quería dormir o porque a él se le ocurría.  De hecho, agregué que consideraba que pese a que he logrado una gran gama de alimentos libre de sus intolerancias, creo que mi leche sigue siendo su alimento básico. 

Los resultados de los exámenes arrojaron que tenía un poco alterado el valor que involucra la tiroides.  Pensé otra vez que me aconsejaría destetar para dar paso al tratamiento alópata correspondiente.  Afortunadamente no era un desequilibrio mayor y pudimos hacer un tratamiento homeopático.  Además disipé la interrogante acerca de si la dieta me afectaba metabólicamente: no hubo rastros de anemias u otros desequilibrios.  Me contenté y alivié.  Sin embargo, no olvido una oración dentro de todas las recomendaciones que me hizo: ‘en mujeres que tienen lactancia prolongada como tu…’  Gabriel tiene 16 meses, y jamás  hemos dicho o hemos pensado ‘ok, vamos a “prolongar” tu lactancia por a o b motivo’.  En nosotros la lactancia se hizo con dificultad al principio (y ahora sé que tenía que ver con su intolerancia que vinimos a descubrir como a los 7 meses) y luego, gracias a los cambios que decidí hacer en mi vida ya sea laborales, alimenticios, personales, la lactancia ha fluido maravillosamente y no considero que la estemos prolongando, si no que solo la estamos dejando ser, no creo que haya alargue ni tiempos complementarios, ni penales, ni ningún otro aspecto que esperemos para terminarla.  A mi me gusta y a él también, y terminaremos cuando él y yo lo decidamos.

Si es por tener “tiempos oficiales” recordemos que la OMS recomienda lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, y luego con alimentos complementarios, hasta por lo menos dos años.  Según estudios antropológicos importantes, el destete de un bebé humano puede producirse entre los 2 y 7 años.  Entonces la lactancia solamente fluye y es, no hay alargues ni nada de eso. La lactancia es el alimento natural de los mamíferos. Para nuestra sociedad y el paradigma que rígidamente nos rige (valga la redundancia) ver un niño de 4 años o más tomando teta de su madre es algo intolerable y hasta obsceno.  Sin embargo, la explotación láctea por muchos años de una madre vaca, a quien le quitamos la leche que ella produce para SU hijo, nos la tomamos hasta que tenemos noventaytantos, nos parece normal y acertado, y para nada “prolongado”.  En que quedamos, la leche de una madre humana no alimenta y es agua, y la de otra especie mamífera y algo distinta a nosotros si alimenta durante toda nuestra vida? 

Pueden pensar ustedes que estoy defendiendo mucho a las vacas, pues si, que las defiendo por la empatía que comienzo a tener por todos los seres que habitan esta tierra, incluyendo los animales, y más aún los mamíferos.  Sin embargo,  mi defensa más férrea va hacia las madres y hacia sus hijos.  Miren ustedes cuanto tiempo nos han querido hacer creer que las madres humanas y su leche no sirve y que es mejor encajar un pedazo de plástico en la boca de las criaturas para que se alimenten con quien sabe que diablos de mezclas y fórmulas, y con eso nos han vendido una supuesta libertad y un supuesto éxito.  La mutilación ha sido grande, como en tantos aspectos de nuestro ser mujer –parto, lactancia, menstruación, menopausia, etc.-  y nos preguntamos por qué nuestra autoestima va por los subterráneos aporreada y desvinculada.  Basta echar una mirada nada más: las enfermedades alimenticias que nos aquejan tienen muchos padecimientos emocionales causados por la desvinculación de nuestros propios afectos y de una baja autoestima: anorexia, bulimia, obesidad, etc.

Insisto, la lactancia es la alimentación natural de los mamíferos.  La leche es el alimento básico para las crías mamíferas y posee todos los elementos necesarios para la supervivencia de las mismas.   La lactancia además es un potente alimento emocional y psicológico para ambos: madre y cría.  A nosotras las humanas se nos ha sido arrebatada la lactancia en pos de la producción económica, así como a otras especies.  Es hora ya de reivindicarla, por que con ello nos alimentamos nosotras, alimentamos con nuestros pechos a nuestros bebés y alimentamos una sociedad tan carente de cariño y de alimentación buena y de verdad.  La lactancia no se prolonga, y si fuera así, cual es el problema de prolongar el amor y una alimentación consciente hacia nuestros hijos. Nadie reclama porque se “acorta” la lactancia.  Nuestra alimentación como especie humana no va por buen camino, es un hecho.  Que tal si empezamos a reconocer y a valorar nuestro primer y más genuino alimento natural?




3 comentarios:

  1. Hola!!!. Cada vez que publicas un post se me eriza la piel al descubrir tantas similitudes entre nosotras.
    Hace 4 años la misma pena me embargó. Tuve la suerte de contar con un buenísimo Pediatra que llevaba años estudiando el tema y que fue quien dió el acertado diagnóstico y me ayudó a cambiar la dieta.
    Desde los 3 hasta los 8 meses mi hijo estuvo perfecto y yo también, ya que nunca más sufrí ataques de colon ni nada similar, al ser diagnosticadas por fin mis alergias, a través de los síntomas de mi hijo. Allí comprendí todos los problemas de salud de mi infancia.
    El gran problema vino cuando me vi obligada a volver al trabajo. Por la estructura de éste, tenía que almorzar forzosamente comida preparada y no podía llevarme "colación saludable", así que para no ingerir nada peligroso para Simón (osea soya, maiz, huevos, leche de vaca y todos sus derivados) terminé comiendo sólo ensaladas de frutas y verduras, ya que en Chile todo lo elaborado en restaurantes y supermercados tiene aceite vegetal, maltodextrina, jarabe de maíz, lecitina de soja, etc., etc.
    Como me vino una anemia feroz que no se sanó con suplementos, me vi obligada a abandonar la lactancia. Al principio mi hijo toleró la leche de vaca líquida descremada, luego ya no. Finalmente llegamos a la de cabra, que toma hasta hoy (aquí en Suiza la reemplazamos por oveja que le gustó más).
    Fue un camino duro hasta los 3 años. Por suerte conseguí una sala cuna pequeña y comprensiva que aceptó darle la comida especial preparada y llevada congelada por nosotros y calentarla en una olla especial para él(cosa prohibida por la Junji, a todo esto), via regaloneos frecuentes a las Tías de la Cocina.
    Hoy Simón ya come normal y lo único que se mantiene es la alergia a la leche de vaca, pero sus derivados ya los tolera. Las demás las superó y tolera esos alimentos en dosis no tan abundantes, igual que yo, incluso el chocolate.
    En la época más dura, me ayudó mucho esta página, quizás ya la hayas descubierto: http://www.creciendoconalergias.cl/
    Lo positivo de todo este drama de las alergias fue descubrir que es una respuesta de muchos niños de hoy a las toxinas de la producción industrial de la comida. Para mí se inició una nueva etapa de mayor conciencia en la alimentación de toda la familia y el deseo de informarnos mejor.
    Agradezco tener a disposición maravillosos consejos como los tuyos y otros para que esta vez (cuando nazca est@ nuev@ bebé que gesto) mi lactancia no se vea interrumpida y podamos seguir disfrutándola por más tiempo.
    Muchos cariños desde el otro hemisferio!!!

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    1. Preciosa Araceli!! En verdad que es increible las similitudes!! Creo que me falta poco para ir a ser tu vecina, jejeje, me encantaría cambiar por un tiempo de país, jejeje. Te agradezco mucho tus palabras, estos intercambios me dan fuerza y me sanan no sabes cuanto!! Como siempre es un deleite que me visites y me cuentes tus cosas!! Gracias!

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  2. Lactancia prolongada al año y 4 meses? Qué le pasa a los médicos? Que me digan prolongada a los 5 años y de todos modos es negocio de mamá e hijo, de nadie más. Me encanta tu escrito y leer a alguien que como yo, le hace culto a la lactancia. Si nuestra leche no sirviera o no fuera necesaria más allá del año, Dios mismo habría dispuesto todo de otra manera. Visto así, destetar a la pura brava a un bebé de un año es una herejía! Y yo soy muy cristiana. Yo cometí muchos errores con las lactancias tan cortas de mis primeros dos niños. Tengo pegado a mi teta el último y así va a estar por muuuuuucho tiempo más. Un abrazo desde Costa Rica!

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