martes, 5 de junio de 2012

De canciones románticas, mujeres guerrilleras y la maternidad




Durante mi caminata desde la casa hacia el metro, mientras cargo mi mochila en los hombros, me vine tarareando una cancioncilla algo cursi que se me vino a la cabeza.  Era algo así como la canción de una princesita que espera que su príncipe, un señor casado, se fije en ella.  Un lugar común en el imaginario de todas las mujeres que crecimos con las telenovelas o comedias románticas entre los años 80 e incluso 90.  Y hago memoria y se me viene  indefectiblemente más canciones que poblaron mi niñez: las voces españolas de Mocedades, por ejemplo,  con canciones de mujeres muy sufrientes y llorosas, reclamándole tímidamente a sus maridos sus infidelidades o desde su puesto de secretaria declarando un amor oculto.  Tomo conciencia de que esta es una de las figuras femeninas incrustadas en mí.

En mi camino veo en un paradero de micros a una mujer vestida de oficina con un bebé en brazos muy arropado y con dos bolsos colgando. No parece cómoda.  La micro no le para, y ella vocifera algo, indignada. Sigo tarareando la cancioncita que no me quiere abandonar.  Y pienso que en mi casa, mi madre una feminista y militante política acérrima, y que incluso quiso ser guerrillera, inculcó en mí el ideal femenino de los años 60’ y 70’, es decir el ideal de que la mujer que tenía que estudiar y trabajar a la par del hombre.  Nunca tuve otra idea en la mente que entrar a la universidad y  luego conseguir un trabajo en pos de mi independencia económica.  De casorios de blancos y virginidades hasta el altar ni hablar.  Sin embargo, sí esperaba al príncipe azul.  Con respecto a  los hijos, bueno  simplemente llegarían con el amor rosa que inspiraría en mí aquél señor.  Y pare de contar.  Nunca soñé la vida posterior a eso.  Simple y sencillo. Lo cierto es que  culturalmente tenía una maraña en la cabeza que abarcaba las ideas femeninas de  aquellas  canciones y sensaciones femeninas de inferioridad ante los hombres, y por otro lado la necesidad de igualarlos y emanciparse a toda costa.  Y donde queda esta maraña en la realidad estricta y consumidora que se vive en la segunda década del siglo XXI? Las mujeres estamos cambiando.

Estas dos mujeres me cruzan transversalmente y contradictoriamente. Y por ahí, estudié una carrera universitaria y me convertí en profesional.  Encontré un trabajo exitoso, cubiculado, jerarquizado y para la media bien remunerado.  Encontré a mi príncipe azul, a quien hoy reconozco como un ser humano, con todas sus virtudes y sus no tan virtudes también, y soy muy feliz.  Fruto del amor, no tan rosa como imaginaba, si no mucho más poderoso y complejo, tengo dos hijos hermosos.  Entonces,  se hizo en mi la maternidad. Un paraje desconocido y muy poco andado, claro, por esas mujeres que me cruzan.  Quizás para unas, aquéllas que suspiraban y lloraban mientras cocinaban, enceraban y planchaban, los hijos eran un que hacer doméstico más.  Para las otras algo guerrilleras fueron un sacrificio y un aspecto que las volvía más esclavas de los hombres. 

Hoy me saco leche en el baño de la oficina mientras pienso en qué prepararé de almuerzo para mañana. Mis hijos esperan en casa y yo no hallo la hora de que termine mi jornada laboral. Sin duda, preferiría estar con ellos si no fuera porque es necesario mi aporte económico en casa.  Sigo tarareando la cancioncita aquella y reparo en el mail la información del magister que tantas ganas tengo de hacer. Las dos mujeres cohabitan en mi con otra mujer que comienza a empoderarse.

Me preparo para subir al metro y a mi viaje de una hora.  Allí, en posición poco meditativa solo pienso en besar a mi bebé de 8 meses y con ilusión he comprado un cuento con ilustraciones que me ha fascinado para el de 6 años.  Luego los abrazaré y jugaré con ambos al remolino en la cama y ya escucho la risa del menor y se que no podré negarme a las peticiones del mayor que nunca se cansa del juego.  Los bañaré, les pondré pijama, dormiré con ellos, uno tomando teta y el otro agarrado a mi cintura.  Los abrazo y quiero enseñarles que para mi hoy son la razón de mi vida y de la lucha por mi libertad interior. 

Afortunadamente llevo en mi gran mochila un libro de Laura Gutman, una frase de Casilda Rodrigañez  y todo lo leído en internet en los blogs de las madres españolas, las de la tribu, las que me reconectaron, las autoras de Una Nueva Maternidad.  Y me digo:  gracias  Dios.

16 comentarios:

  1. Me alegro tanto de tu empoderamiento interno!!! Un abrazo y que sigas disfrutando de tu maternidad

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    1. Querida Azucena, no sabes el honor y la emoción que significan para mi tus palabras!! Te las agradezco con todo mi corazón!!

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    1. Lo mismo, un honor que hayas leído mi post!! Mil gracias!! y no me pierdo tus post!!

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  3. Gracias ♥♥♥
    De otra madre que adora las canciones románticas y quiso ser en algún sentido "guerrillera"
    Gracias por la parte que me toca.

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    1. Presiosa, también me encantan las canciones románticas!! Un honor para mi tu visita, te la agradezco tanto!! Mil gracias por escribir y expresar lo que tantas madres sentimos!!

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  4. ¡Qué hermoso escrito!
    Me identifico tanto con la dualidad que describes...
    Gracias por tu blog.
    Un abrazo desde España.
    Mónica

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    1. Creo que no puedo con tanta emoción por que ustedes hayan leido mi post!! Què honor!! vuelvo y repito!! La dualidad nuestra es la que da pie a nuestro crecimiento como mujeres es pos de un nuevo mundo!! Gracias por estar ahí!!

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  5. ¡¡¡¡Abrazos y Agradecimientos!!!! Sabernos en el mismo camino nos hace tan poderosas...

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    1. Y cada día somos más!! gracias a muchas como ustedes que han hecho posible que muchas más mujeres abramos los ojos y tomemos coraje!! Un honor para mi tu visita!! Un abrazo desde Chile!!
      Mil gracias!!

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  6. Es para mi un verdadero honor que las autoras de Una Nueva Maternidad, estas mujeres preciosas y valientes hayan visitado mi blog!! Les agradezco tanto tanto!!
    Un abrazote para todas desde Chile!!

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  7. Recién lo leo...
    Saberse tan cerca en ese sentir en femenino emociona mucho
    Un gran gran abrazo

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    1. Tengo una vez más el honor de recibir las letras de una de las mujeres que me reconectaron! Gracias Erika, porque ese sentir femenino nos une estemos donde estemos... a mi me sigue maravillando y emocionando ese hecho...
      Te mando otro gran gran abrazo

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  8. A pocos dias de volver al trabajo agradezco llevar también tus palabras en mi mochila! Violeta de 5 meses y yo te mandamos un beso desde Argentina...

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    1. Noelia y Violeta! las siento en el alma!! mil gracias por su visita!!

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  9. hola Azucena, ya he leído tu texto y entiendo como nos espejeamos, gracias por estar y escribirlo. abrazos.

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