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Ilustración de Tanya Torres |
Una cesárea es un tipo de
parto en el cual se practica una incisión quirúrgica en el abdomen y el útero
de la madre para extraer uno o más bebés.
Suele practicarse cuando un parto vaginal podría conducir a complicaciones
médicas para el bebé o la madre. La
Organización Mundial de la Salud recomienda que sólo debe hacerse una cesárea
cuando el parto no se puede desarrollar de manera normal, lo que sucede en un
15% de los casos. En Chile, sin embargo,
la tasa de cesáreas ha incrementado tanto en los últimos años que alcanzamos
casi el 50%, con lo que podríamos decir que de cada 10 mujeres embarazadas
aproximadamente 5 tienen a su hijo mediante una cesárea. Lo alarmante podría ser la evidencia que la
mitad de los partos no puede desarrollarse de forma normal en Chile ¿qué está
pasando con la salud de nosotras las mujeres entonces? ¿o de frentón estamos
abusando de este procedimiento?
Si bien estoy muy de
acuerdo con que las cesáreas salvan vidas y que han contribuido enormemente en
la salud de la humanidad, estoy muy en desacuerdo en abusar de este tipo de
procedimiento, que siempre debería estar para servir a la salud de las mujeres
y a sus hijos. Este procedimiento y su
abuso –porque considero las altas tasas son un mero abuso, no creo que las
mujeres en estos últimos tiempos seamos menos sanas y no podamos parir en forma
natural- en ningún caso debe ser
utilizada para ajustar mejor las agendas de médicos y conveniencias de otros
actores que hoy en día intervienen en los partos en la mayoría de
maternidades. Porque en este punto hay
que ser francos, el nacimiento de los seres humanos hoy en día se ha convertido
en un mero trámite y en un negocio redondo para muchos.
También es necesario
observar cual es nuestra concepción acerca de la vida humana. Las noticias que
nos alimentan como pan de cada día vociferan la muerte de miles de personas, de
maltratos a cualquier ser como si fuera la normalidad, con ello el sentido de
la vida se nos ha banalizado, una vida es algo trivial, cómo no! si almorzamos sin inmutarnos mientras
hablan de un asesinato! La sexualidad
humana se vende en el escaparate de una forma exacerbada y aberrante. Lo que debiera ser sagrado -como la vida, la
creación de la vida e incluso la muerte-, hoy se nos presenta como lo más
vulgar y corriente.
Así, poco a poco hemos
desvalorizado la llegada de un nuevo ser humano a este mundo, lo cual hoy vemos
como un mero trámite que cumplir. En
este punto, la cesárea se nos presenta como una oportunidad fantástica para
poder controlar la serie de trámites que vamos cumpliendo dentro de nuestro
ciclo vital: estudio, trabajo, etc. Nuestro éxito se va midiendo en el alcance
de varios aspectos. Y ya que controlamos
nuestra natalidad, por qué no controlaríamos
el nacimiento de un hijo? Entonces es
fantástico, pues nuestra vida se ve como una perfecta agenda, ordenadita, en la cual tenemos todo bajo control. Y claro, luego de un embarazo que debe durar
exactamente 40 semanas, la cesárea nos dicta el día exacto desde los meses
exactos a partir de cuándo podremos “retomar” nuestra vida normal, los
ejercicios para recuperar la silueta y para apurar nuestra normalidad podemos
incluso optar por otra cirugía, si si!! Las cirugías lo arreglan todo!
Por otro lado, una cesárea
es factible realizarla dentro de los horarios de oficinas en las clínicas y
hospital, es más fácil para los médicos y si ellos tienen algún seminario
importante o las soñadas vacaciones, pues los nacimientos de los seres humanos
que atienden pueden ser perfectamente adelantados y ajustados a su agenda para
que así la señora se atienda conmigo y con ningún otro médico. Y si la señora insiste que quiere un parto
vaginal bien conduzco e induzco para apurar el proceso o bien le digo que los
latidos de su bebé comienzan a bajar y así ella junto al padre de la criatura,
ambos con cara de espanto, imploran que se haga la cirugía. Es fácil. Pareciera que un nacimiento es
cuestión de ajuste de agendas varias!
En ambos casos será que el
parto de una mujer sana con un bebé sano no es viable que se produzca de una
forma natural? Será que lo natural es que ahora controlemos todo?
La semana pasada
Relacahupan o la Red latinoamericana y del Caribe por la humanización del parto
y el nacimiento ha lanzado una estupenda campaña para evitar las cesáreas innecesarias. Para mi sorpresa, contrario del deleite por
esta campaña puede causar en las mujeres ya que se apela a la salud de nuestros
partos, he sido testigo de cómo aparecen inmediatamente las resistencias y la
defensa de esta intervención quirúrgica como un punto más a enarbolar de lo que
llamamos la “libertad femenina” de elegir y de hacernos “más fácil” la “difícil”
vida que nos ha tocado (como si fuera una maldición) por ser madres. Si bien considero que nuestra cultura -y no 'el dolor' del parto- nos
hace efectivamente más difícil la vida por ser madres con un sistema inhumano
en general en lo económico, laboral y social, observo con mucha pena que las
mujeres pensemos efectivamente que la cesárea “nos hace más libres”. Las escenas que he descrito anteriormente,
lejos de ser una idea irónica en la actualidad, son instancias que cubren los
afanes cada día en las maternidades.
Asimismo, he visto muchas
mujeres que se han sentido atacadas personalmente al escuchar información para
evitar las cesáreas innecesarias, imagino se sienten identificadas al haber
tenido una cesárea. Yo insisto que las cesáreas en muchos de los casos –no en
todos- además de rajarnos el útero, nos raja un poco la autoestima. Y me pregunto yo ¿cómo poder saber si, luego de una extenuante labor de parto me
dicen que el bebé no se encajó y que sus latidos bajan, puedo seguir o lo mejor
es una cesárea? ¿Cómo reacciono si un médico me dice que mi hijo es “grande” y
que su cabeza no pasará por mi vagina, y que entonces es mejor programar una
cesárea porque si no me tendrá que rajar el periné de forma horrible? Las
mujeres estamos en serias desventajas ante estas claras amenazas tremebundas
que nos lanzan, y a la hora de elegir obviamente nuestra opción será
desesperada y querremos el menor riesgo.
Obviamente tomaremos el camino que se nos induce y que para todos es el
más fácil: una cesárea. Frente a la
eminencia de la medicina, una mujer embarazada y en labor de parto, en un
momento totalmente vulnerable, no puede tomar mayores decisiones y debe confiar
en quien tiene al frente. Entonces, a lo
que debemos apelar para evitar las cesáreas innecesarias además es a la ética de
los profesionales de salud. Si hemos
tenido una cesárea innecesaria será difícil reconocerlo porque de seguro ha
sido perfectamente justificada –aunque la intuición femenina perfectamente lo
sabrá-. Una vez más las mujeres que se sienten culpables y responsables y los
bebés, ambos en desventaja y subvalorados.
El tema de las cesáreas en
nuestra salud tiene mucho más para reflexionar.
Ya es un paso que las mujeres podamos informarnos previamente a nuestro
parto. Hacer visible y consciente la
plaga de protocolos médicos que tacharon nuestra humanidad en aquel momento tan
sensible de nuestro parto también es un proceso que debemos hacer de forma
honesta y valiente. Solo de esta forma las rígidas instituciones, los procedimientos
arcaicos, las éticas deformes, egocéntricas y a conveniencia podrán hundirse de
una vez por todas. Y por supuesto, agradecer en el alma las cesáreas que nos
ayudan a salvar vidas y tener la conciencia de que éstas pueden ser un
procedimiento más amoroso, respetado, contenido y comprendido. Estoy segura que se puede lograr.
Recomendaciones:
Violencia obstétrica: una violencia de género invisibilizada de Gonzalo Leiva
Chile, país de cesáreas de Gonzalo Leiva
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