Ya
lo he dicho en otras ocasiones: la lactancia para mí es un momento mágico, un
mecanismo alquímico de conexión con nuestros hijos y con una misma, un acto
sanador y placentero. No me canso de
decirlo ni de pregonarlo. En este mundo
tan atribulado, tan bullicioso, tan triste y tan inflexible, el momento que
amamantas a tu hijo se vuelve un acto revolucionario al conseguir la quietud,
el silencio, la neutralidad y la contemplación. Con estos simples aspectos puedes centrarte
en tu vida y reconectarte con tu ser esencial y por supuesto consigues la calma
y tu hijo accede a todas las sensaciones más placenteras que puede sentir un
ser humano.
Es
por todos los motivos que arriba he nombrado que quiero seguir compartiendo fragmentos
del libro de la neuropsiquiatra Louann Brizendine y su libro “El Cerebro
Femenino”, en los cuales habla acerca de los mecanismos que tiene nuestro
cerebro a la hora de amamantar, los cuales es necesario tener en cuenta cuando
se presentan algunos obstáculos en la lactancia y seguir la lucha.
“ Los crecientes vínculos incluyen los
efectos de criar al niño dándole el pecho.
La mayoría de las mujeres que amamantan a sus bebés reciben un beneficio
extra: el estímulo regular de algunos de los más agradables aspectos del
cerebro materno. En cierto estudio se
dio a ratas madres la oportunidad de apretar una barra y obtener una pizca de
cocaína o apretar otra barra y que un cachorro de rata viniera a chupar sus
pezones. ¿Cuál creéis que preferían? Los
chorros de oxitocina en el cerebro superaron siempre la toma de cocaína. Puedes imaginar en qué medida dar de mamar
refuerza la conducta maternal; tenía que ser útil para garantizar la
supervivencia de nuestra especie. Cuando
un bebé coge el seno de la madre con sus manecitas y chupa el pezón,
desencadena flujos explosivos de oxitocina, dopamina y prolactina en el cerebro
de la madre. Empieza a fluir la leche
del seno. Al principio, todos aquellos
tirones en tus pezones secos y sangrantes te pueden hacer pensar que será
imposible superar otro día de tortura por culpa de la lactancia. Sin embargo, después de unas cuantas semanas –si
no te has sentido arrastrada al harakiri- tendrás la capacidad de sosegar a tu
bebé chillón y calmarte tú misma gracias a la lactancia. En el plazo de tres o cuatro semanas, la
experiencia empieza a ser totalmente placentera; y no sólo porque el dolor haya
cesado. Empiezas a esperar la hora de
dar el pecho, a menos que estés tan corta de sueño que pases el día medio dormida. Pero en cierto momento de los pocos meses
iniciales , podrás darte cuenta de que dar el pecho se ha vuelto fácil y de que
lo disfrutas de verdad. Te baja la
presión sanguínea , te sientes tranquila, relajada y te meces en olas de
sentimientos de amor por tu bebé inspiradas por la oxitocina.”
(…)
“Muchas madres sufren síntomas de "abstinencia" cuando están físicamente separadas de sus bebés y sienten miedo, ansiedad, incluso oleadas de pánico. Ahora se reconoce que se trata de un estado neuroquímico más que psicológico. El cerebro maternal, según se ve, es un instrumento sútilmente afinado y la separación, especialmente respecto de un bebé lactante puede trastornar el talante de una madre quizás por el declive en los niveles cerebrales de oxitocina que regulan el estrés."
(...)
"Las madres lactantes experimentan también síntomas de abstinencia cuando destetan a sus bebés. Dado que el destete sucede a menudo coincidiendo con el retorno a un trabajo estresante, las madres pueden precipitarse en un estado de agitación y angustia. ¿Puedes imaginarte cómo deben de sentirse la mayoría de las madres que dan el pecho al final de ocho horas o más de trabajo? En casa, los aflujos de oxitocina inundaban sus cerebros cada pocas horas por efecto de la lactancia de sus bebés. En el trabajo, el suministro de oxitocina se interrumpe, puesto que la oxitocina dura sólo de una a tres horas en la circulación sanguínea y el cerebro. Puedo recordar el vivo deseo que sentía la mayoría de los días a las tres de la tarde de marcharme a casa y reunirme con mi bebé. Muchas madres resuelven que pueden suavizar estos síntomas extrayendo cada vez que pueden la leche de sus senos en el trabajo. Así pueden reducir poco a poco el hábito de dar el pecho, aunque sigan haciéndolo por las noches y los fines de semana, para mantener la producción. Esto les permite obtener todavía aportes agradables de oxitocina y dopamina, además de seguir en contacto con sus bebés.”
(...)
"Las madres lactantes experimentan también síntomas de abstinencia cuando destetan a sus bebés. Dado que el destete sucede a menudo coincidiendo con el retorno a un trabajo estresante, las madres pueden precipitarse en un estado de agitación y angustia. ¿Puedes imaginarte cómo deben de sentirse la mayoría de las madres que dan el pecho al final de ocho horas o más de trabajo? En casa, los aflujos de oxitocina inundaban sus cerebros cada pocas horas por efecto de la lactancia de sus bebés. En el trabajo, el suministro de oxitocina se interrumpe, puesto que la oxitocina dura sólo de una a tres horas en la circulación sanguínea y el cerebro. Puedo recordar el vivo deseo que sentía la mayoría de los días a las tres de la tarde de marcharme a casa y reunirme con mi bebé. Muchas madres resuelven que pueden suavizar estos síntomas extrayendo cada vez que pueden la leche de sus senos en el trabajo. Así pueden reducir poco a poco el hábito de dar el pecho, aunque sigan haciéndolo por las noches y los fines de semana, para mantener la producción. Esto les permite obtener todavía aportes agradables de oxitocina y dopamina, además de seguir en contacto con sus bebés.”
(*) El Cerebro Femenino
Louann Brizendine
Pág. 127- 130