Creo
que desde hace siete años comprendí lo verdaderamente era amar. Hace siete años
yo estaba a punto de parir. Manuel es mi
primer hijo y yo presenciaba como la vida me iba cambiando y como estaba a
punto de comenzar a vivir una de las mejores etapas de mi existencia. Hace siete
años mi vida estaba por cambiar de una forma tan radical, que hoy, siete años
más tarde hago un balance y siento que soy otra que siente de una forma más
intensa y más profunda la vida. Manuel
llegó a mi vida y rompió todo lo que había en ella, incluida yo misma. Hoy no puedo estar más agradecida por ello,
porque mi hijo con su generosidad y sabiduría vino y me obligó a construir una
nueva vida para mí y por supuesto para él.
La hemos construido juntos, peldaño a peldaño he ido limpiando y con
entusiasmo he ido llenando los espacios con mucha dicha. Que no es fácil hacer limpiezas profundas,
pero valen la pena porque mis niños –y todos los niños- se lo merecen.
Hoy
sigo aprendiendo junto a él. Sigo aprendiendo a amar de mil maneras: a mis
hijos, a su padre y a mi misma. Cada día siento el amor de mil formas. Asimismo,
hoy puedo asombrarme junto a él una vez más cuando observo un amanecer por la
ventana y contemplar la belleza del cielo entre medio de los edificios y el
smog. Hoy puedo volver a sentir la alquimia de juntar las letras y descubrir el
placer que involucra leer y escribir por primera vez. Cada día vuelvo a sentir la plenitud que se
siente cuando el viento te abrazo mientras te balanceas en un columpio ¡es lo
máximo! Siento de nuevo la intensidad
del valor de la amistad cuando escucho los relatos de juegos de Manuel. Vuelvo a vivir lo que es descubrir un pájaro
cantando en la ventana o la pena que nos causa que hayan cortado un girasol en
una casa vecina o la rabia que produce cuando se rompe la rueda de un auto de
juguete. Recorro nuevamente mi niñez con mis ojos, a través de los dulces ojos
de Manuel.
No
puedo estar más agradecida de ti hijo mío! Y es mi trabajo diario que tu
comprendas que la vida es para vivirla llena de plenitud, alegría y dicha,
comprendiendo que siempre cada cosa que vivimos es un proceso único e
irrepetible y que por ello siempre hay que vivirlo con intensidad y gratitud. Vivirlo sintiendo cada emoción ya sea de
enfado, de nervios, de miedo o de felicidad, de algarabía, de entusiasmo, todas
son emociones válidas y es tu derecho vivirlas con intensidad, nadie tiene que
reprimirlas. Porque lo que nos trae la vida
siempre es una instancia de aprendizaje para poder seguir creciendo y expandiéndose
en este mundo.
Manu, quiero transmitirte que vivas tu vida contigo
siempre en el centro, dejando de lado las exigencias y demandas del mundo
afuera: tu eres tu centro y jamás debes ceder el control de tu vida a los
demás, ni intentar agradar o complacer a nadie, ni obedecer cosas que no
sientas y que te hagan dejar de lado tus propios deseos. La perfección y la excelencia no son
cualidades que debamos alcanzar aunque hoy en día el mundo allá afuera así lo
mande. Eso es tan solo una trampa que te
quita las alas y que coarta tu creatividad. Manu, quiero que sigas jugando,
brincando y saltando por mucho tiempo, porque el juego y la curiosidad son las
verdaderas cualidades para ser feliz y libre. Eso es lo que quiero para ti Manu,
que la felicidad y tu libertad siempre inunden tu vida. Te agradezco cada día el que yo haya
descubierto en mi esta capacidad intensa de poder sentir la vida y el amor, te
agradezco que me mires cada día con esa mirada cristalina, profunda y llena de
vida, esa vida que escogiste compartirla amorosamente conmigo. Te quiero mucho.
Desde que naciste soy
mejor amante
Como si hubieras destapado mis conductos
Me han crecido los senos, el vientre y las caderas
Mi cuerpo expandido encontró su motivo
Tú circulaste por mí, hiciste un camino divino
Abriste un túnel, destapaste mi destino
Tú me has dado el soplo de la creación
Eres energía, luz del sol
Tú me has deletreado la palabra amor
a m o r c i t o
a m o r c i t o
Desde que naciste me siento flamante
Como si me hubieras prendido
Mi cuerpo desinhibido de vanidad eximido
Mi cuerpo valiente parió a su pariente
Tú circulaste por mí, hiciste un camino divino
Abriste un túnel, destapaste mi destino
Tú me has dado el soplo de la creación
Eres energía, luz del sol
Tú me has deletreado la palabra amor
Como si hubieras destapado mis conductos
Me han crecido los senos, el vientre y las caderas
Mi cuerpo expandido encontró su motivo
Tú circulaste por mí, hiciste un camino divino
Abriste un túnel, destapaste mi destino
Tú me has dado el soplo de la creación
Eres energía, luz del sol
Tú me has deletreado la palabra amor
a m o r c i t o
a m o r c i t o
Desde que naciste me siento flamante
Como si me hubieras prendido
Mi cuerpo desinhibido de vanidad eximido
Mi cuerpo valiente parió a su pariente
Tú circulaste por mí, hiciste un camino divino
Abriste un túnel, destapaste mi destino
Tú me has dado el soplo de la creación
Eres energía, luz del sol
Tú me has deletreado la palabra amor
Andrea Echeverri
Que bello relato del recorrido de estos 7 años... ustedes amigos queridos son lo máximo! !! En lo personal, es un orgullo ser testigo de todas estas formas de amar y crecer en libertad... los quiero tanto tanto!!!
ResponderEliminar"Tú me has deletreado la palabra amor". Que verdad más grande se incluye en esta frase.
ResponderEliminarMe identifican mucho tus palabras y tu agradecimiento, sobre todo cuando dices: "... porque mi hijo con su generosidad y sabiduría vino y me obligó a construir una nueva vida para mí y por supuesto para él."
Gracias por compartir esta hermosa carta con nosotros.
Un abrazo lleno de luz para tí y para Manuel.
Araceli.-
Tus palabras son hermosas y con esa hermosura me identifico, desde que llegó mi niña (por cierto tocaya de tu hijo -Manuela) siento que el mundo puede ser mejor y más optimista, con sus maravillas recreandose delante de mis ojos y de mi hija.
ResponderEliminarTe felicito por expresar el amor que te embarga.
Saludos.