Cuando mi bebé
nació lloró mucho por las noches. Yo
primeriza, simplemente moría de angustia al no saber qué le pasaba al ponerlo
en su cuna. Fueron días difíciles.
Finalmente, luego de varias andanzas nocturnas decidimos acomodarnos los
tres en la cama, y volvimos a dormir todos.
Fue así de simple.
En aquellos
días, no me faltaron los consejos bien intencionados de ‘tiene hambre’ ‘dale
una mamadera antes de dormirse’ ‘dale agüita de apio para los cólicos’
etc.. Del mismo modo llegó hasta mi la
recomendación del libro Duérmete niño!
del doctor español Eduard Estivill, el cual afortunadamente no compré. Digo afortunadamente, porque hoy, luego de
seis años de aquella recomendación leo con estupor acerca de las terribles
consecuencias que tiene el famoso método Estivill para dormir a los niños. Y no son para menos, basta con aplicar un
poco de sentido común y verificar que cuando un bebé llora y no es atendido, no
solo el bebé está estresado, si no todos aquellos que están en la casa, y peor
aún, más mal parados quedan aquellos que encima “pretenden parecer” que no lo
están. Para mí, es un claro método de
tortura infantil además de auto tortura.
Expliquemos. Aunque he pretendido tener muy lejos este
libro, porque solo de imaginar dejar llorar a mi bebé me angustio, es necesario
conocerlo para justamente evitar que otros padres lleguen a él o por lo menos
reflexionen antes de aplicar sus métodos.
En resumen, el método Estivill dice que para lograr que un niño duerma
toda la noche es preciso ponerlo en su cuna, en la oscuridad, y si llora, no
atender a su llamado para que aprenda que debe “ser autónomo” y dormir
solito. Efectivamente el bebé o el niño
luego de llorar un buen rato (pueden ser horas) se quedará dormido exhausto,
luego de que todo su cuerpo estuvo estremecido e inundado con las hormonas del
estrés que sintió, y que sin respuesta, se rindió y su cerebro optó por
segregar las hormonas para que durmiera, pues no soporta por mucho tiempo este
estado de “alerta” (alerta pidiendo auxilio diría yo).
Reflexionemos. Un bebé, que hasta hace unos pocos meses, o
semanas, vivía en un plácido hábitat en el interior del útero materno es obvio
que solo conoce ese hábitat. Por lo tanto,
cuando él está separado de su madre, siente miedo, una reacción normal en los
seres humanos cuando se ve en situaciones de peligro. Imaginemos cuando
nosotros, adultos, nos enfrentamos a una nueva situación por ejemplo un nuevo
trabajo, sentimos estrés, una respuesta natural que tiene nuestro cuerpo para
ponernos en alerta a cualquier peligro o situación que no conocemos. En el caso de un bebé, su llanto es para
alertar justamente a su madre y decirle que corre peligro. Tomemos conciencia de que somos animales
mamíferos, y si sentimos que estamos en peligro porque un depredador nos
acecha, sentimos miedo y cuando somos niños lloramos, porque es la forma que
tenemos de llamar la atención para que nos protejan.
Sí, nosotros
sabemos muy bien que el bebé está muy seguro en su cuna, pero el bebé o el niño
no lo sabe, solo siente que no está el calor de mamá y está todo muy
oscuro. Los bebés y los niños no piden
nada que no necesiten. Ellos no saben de
“manipulaciones” o “mañas”, esos son conceptos que nosotros los adultos
conocemos, son ideas que están en nuestra cabeza y no en la cabeza de los
niños. El bebé sin duda llorará para
poder salvarse de los depredadores que le acechan desde su instinto más animal
que tiene. ¿Dejarías de prestarle atención a un adulto que sufre, sólo para
que “aprenda”? o bien cuando te sientes mal o pasas un mal momento, ¿No es
necesario un abrazo y un hombro en donde apoyarte y sentirte segura?
La necesidad de
contacto con su mamá para un bebé es tan importante y vital como la necesidad
de alimento. Pretender que un bebé se quede tranquilo en su cuna y duerma toda
la noche es una idea sin pies ni cabeza. Y seamos
francas, a las madres también se nos va la vida cuando un bebé llora, estamos
programadas para protegerlo, y si no acudimos, él en su pequeño entendimiento
creerá que no le amamos, porque necesita cariño y tranquilidad, la seguridad
que solo le dan los brazos de sus padres.
Nosotras también necesitamos estar pegadas a los niños, también
estuvimos nueve meses pegadas a ellos, es una necesidad biológica, puede
parecer irracional, pero no solo somos racionalidad, también somos instintos, y
cuando somos madres, lo primero es proteger a nuestra cría, de cualquier
depredador, diga lo que diga cualquier manual.
Ya lo dicen las
neurociencias. Cuando hay mucho miedo en
un ser humano, segregamos mucha adrenalina. Una exposición prolongada a la
adrenalina y otras hormonas del estrés trae muchas secuelas negativas. Una de las tantas razones de por qué hoy en
día encontramos tantos trastornos como la depresión, trastornos del apego, trastornos
del sueño, indefensión aprendida, déficit atencional, ansiedad, hiperactividad,
y otros lamentables etcéteras, basta con preguntarle a cualquier psicoterapeuta
infantil.
A nadie le gusta
dormir solo, eso es un hecho. Por algo los matrimonios duermen en pareja, el
contacto físico es necesario para cualquier ser humano, más aun para los bebés
y niños. El colecho o dormir juntos, no
solo es necesario, si no que además es un derecho que tienen los más pequeños a
sentirse en seguridad, calor y siempre al alero de sus padres. Está comprobado que un niño en cuya crianza
está colmado de amor es un niño más seguro.
Dentro de todo
lo que he aprendido y he sacado en limpio por mi propio sentido común,
considero que el tratar a los bebés y niños con respeto, considerando y
aceptando sus edades y sus procesos, escuchando lo que dicen nuestros instintos
y nuestro sentido común, es la mejor forma de enfocarse hacia una crianza
saludable. El dormir con los niños no es
un impedimento para nada. Si se duerme
incómodo, fácil se adosa otra cama a la matrimonial. Si la pareja tiene otros planes, pues, la
casa es grande y con diversos lugares para ocupar! Solo hace falta usar la
creatividad.
Siempre me
encuentro con comentarios como el de “Afuera hay un mundo duro, es mejor que mi
hijo aprenda aquí que el mundo es muy duro”… y yo pienso que efectivamente el
mundo allá afuera es muy cruel, pero por qué he de hacerle el mundo rígido aquí
en su hogar, si algún día ya tendrá que conocer el de afuera? Por qué mejor no enseñarle
que existe un mundo posible lleno de amor, paciencia, cariño, comprensión aquí
a mi lado. ¡Es posible ese mundo! ¡Yo lo he construido aquí en mi hogar! Quizás
algún día mi hijo pueda enseñar ese legado a este mundo con tanta carencia.
Tomemos conciencia.
Día Mundial del Sueño Feliz - 29 de junio - Desmontando a Estivill
(Cannot add links: Registration/trial expired)
Mi pareja me recomnedó este sitio y debo decir que le achunto, ya que leerte me ha hecho recordar el lindo cambio que significó la Mati. Sien embargo, me siento excluído, los papis no salimos muy nombrados y también somos muy importantes en este bello proceso, y también nos da pena dejar a nuestros bebés para ir a trabajar. En nuestro caso estamos obligados a dejarla con otras personas, y también como papá sufro. Espero que nos consideres, a nosotros los papis.
ResponderEliminarVuelvo a decir que escribes cosas que se notan salen del alma, bello ejemplo.
Gonzalo, no sabes lo que me emocionan tus palabras! Es verdad, en lo que he escrito todavía no se percibe la otra parte de la naranja que es la paternidad, y no porque no haya querido incluirla, la verdad es que inicié este blog por una necesidad muy profunda y personal y creo que lo primero que comenzó a salir fueron puras emociones mías. Pero no, no he olvidado la otra mitad, y en mi caso la agradezco tanto, ese respeto por todos lo procesos y el camino juntos en esto de la paternidad consciente. Te debo los post, ya hay por lo menos dos que se hornean... gracias de nuevo, desde este blog que también es SerpapaSerconciencia...
EliminarGonzalo! Me demoré un poco, pero aquí está, para que me des tu opinión!
Eliminarhttp://sermamaserconciencia.blogspot.com/2012/09/ser-papa-ser-conciencia.html
En la época que atravesamos, me parece, se extiende el reconocimiento de los afectos como factor importante en el desarrollo de las personas y de las sociedades. Creo que en estos años la conciencia de las emociones, sentimientos y los afectos está rompiendo esquemas culturales radicados en la supremacía de la racionalidad, de la represión emocional, de la opresión de género y el desafecto. Estos han sido referentes para organizar las familias, las organizaciones, la sociedad y el poder; estos han sido referentes, también, para organizar la vida intima de las personas como correlato individual de lo colectivo. La preocupación por la afectividad en los primeros instantes y años de los infantes es crucial para cambiar el mundo. Gran parte de las limitaciones y potenciales desastres de la humanidad se incuban en la forma en que acogemos a los que recién llegan. Mejorar este proceso supone no solo velar por el bienestar de los recién llegados; supone mejorar el sentido parental de los adultos como un aporte al desarrollo personas de ellos; y, si esto lo convertimos en un hecho masivo podemos marcar decididamente cambios en las condiciones humanas de las sociedades y, por que no, de la humanidad. Para ello es importante adoptar nuevas visiones respecto de lo que es el mundo, de las condiciones sociales e institucionales, del poder y de nuestras propias intimidades.
ResponderEliminarVicente, sin mucho que agregar... Los paradigmas enraizados en el racionalismo exacerbado y en el sistema patriarcal dominante nos cruzan existencialmente como barrotes, hoy asisto felizmente a lo que parece algo así como la destrucción de dichas mordazas pues impera en nosotros la necesidad de salvarnos como especie, y somos ya generaciones que hemos vivido en esa prisión. El reconocimiento de la existencia del lado derecho de nuestro cerebro es ya muy necesario. Y es en este reconocimiento cuando cobra suma importancia por los más chicos, por aquellos que vienen, y si no se hace, nos estamos poniendo la pistola en la cabeza, para justamente disparar sobre el lado derecho de nuestra sien, destruyendo asì también la sien izquierda. Asisto tambièn a este despertar pues me transformo como ser humana para darle una mejor humanidad a ellos que más quiero, porque también quiero quererme a mi mismo. Para muestra de transformación aquí un botón: estas manos que escriben.
ResponderEliminarMuy bonita tu entrada también Paulina. Sé que en occidente somos minoría pero descubrir más gente que piensa como nosotros me da esperanza. A veces me angustio de pensar en tanto niño que solo quiere el cariño de sus padres, y estos están demasiado ocupados con su trabajo, o demasiado nublados como para preguntarse si no habrá una forma más sana de hacer las cosas.
ResponderEliminarMe dio risa lo del Esti Vil. Lo modifico un poco y te lo copio. De ahora en adelante lo llamaré Dr. Este Vil.
Gracias Matías! Al parecer somos minoría aún, pero hay que seguir aportando con granitos de arena a que cada vez más papás y mamás tomen conciencia hacia la esperanza de un mundo más humano y respetuoso. Nosotros los adultos al estar preocupados solamente del trabajo u otros, también estamos siendo infelices y hacemos infelices a nuestros niños! Poco a poco nos hemos ido dando cuenta, y debemos sacar a los otros que van atrás. Buenísimo lo del Sr. Este Vil!! jajaja
Eliminar